Noventa y seis
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Somos intratables, entre otras razones, porque toleramos mucho mejor nuestros errores y defectos que los ajenos, tan condenadamente superfluos.
Nuestra intolerancia se cifra en que soportamos mucho mejor nuestros errores y defectos que los ajenos.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
No sé si sirve de excusa el que a nosotros nos tengamos que llevar siempre encima:-))
ResponderEliminarBesos
Sí, la verdad es que a menudo nos ponemos imposibles, María.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Es que, d'enserio, la viga que tengo incrustada en el ojo casi no me molesta :)
ResponderEliminarPues a mí me encanta ese error ajeno que has fotografiado.
ResponderEliminarMil besos, Zauberinita.
Patricia, no me extraña, jaja.
ResponderEliminarPacita, a mí también...
Besos a las dos