miércoles, 22 de mayo de 2013

El nacimiento de Venus

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El paisaje giraba y rugía como un remolino. Yo soñaba despierta, mientras contemplaba por la ventanilla el dibujo que trazaba a brochazos la velocidad. El conductor avanzaba impasible, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo. Un rato antes, el crucifijo del retrovisor había empezado a bailar algo parecido a una danza macabra. Cuando el autobús volcó, el disparador de la cámara alcanzó a captar la imagen de una Venus fugitiva. No hubo supervivientes.
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7 comentarios:

  1. ¡Guuuauuuuu!
    El estado de la narradora, sólido, líquido o gaseoso me fascina. Pero aún más el título.

    Un millón de besos MegaMaga, en un día en el que Vd. y yo tendríamos que haber cenado juntas en Berlín, para celebrar el cumpleaños de Ricardito Wagner. Ya me escribirá largo y tendido sobre ese Holandés Errante de hace 4 días.

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  2. Coincido con Freia en lo que respecta al título, Gemma; es uno de esos en los que crecen los microrrelatos. Por lo demás, es la tensión en la que pones al lector a lo,largo de todo el texto lo que destaco. Tremendo.

    Un abrazo.

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  3. Freia, lo cierto es que lo voy a ver esta misma tarde, a las 19:30 hh. en la Staatsoper im Schiller Theater. Prometo escribirte contándote mis impresiones. Un besazo

    Pedro, me alegran de veras tus palabras. Muchas gracias. Un abrazo

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  4. Fugaz, mi comentario se lo han llevado tus palabras, vertiginosas.
    Sobrevivo de milagro. Todo sea por Venus.

    Abrazos a mil por hora.

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  5. No lo queremos saber, pero uno noca en cualquier momento en mitad de su vida.

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  6. Bello contraaforismo a modo de respuesta.
    Otro beso

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"