La ficción es la hija rebelde, y además no hay quien la calle (es un poco arrabalera), pero está bien que dé caña al resto. Yo voto por ella, siempre a favor de los benjamines... Besos
La realidad suele a veces no gustarnos. A veces muchas veces siempre a veces me asalta la realidad que me persigue y encarcela...sólo queda soñar. Saludos
Quizá, sólo así, la realidad puede volver a imponerse de nuevo, y otra vez rebelarse, y avanzar, en el curso de la historia. Veo, otra vez, el tiempo detrás. Espléndido, Gemma.
Lo impuesto nunca ilusiona, excepto cuando esa realidad es tan enorme y mala, entonces lo que se impone es darle la vuelta, y ahí puede volver el entusiasmo.
Ada, cada vez estoy más convencida de que la realidad existe para horrorizarnos. Sin ella no habríamos aprendido a soñar jamás.
Cara y envés, o incluso cara y cara, de tan imbricadas como se hallan realidad y ensueño, querida Freia.
Agus, el tiempo es el verdadero acicate para construir y destruir la realidad, según convenga.
Isabel, muy bien expresado. Coincido contigo (y con Ada) en que las ganas de cambio son directamente proporcionales a la desazón que la realidad nos causa.
. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.
La ficción es la hija rebelde, y además no hay quien la calle (es un poco arrabalera), pero está bien que dé caña al resto. Yo voto por ella, siempre a favor de los benjamines...
ResponderEliminarBesos
La realidad suele a veces no gustarnos. A veces muchas veces siempre a veces me asalta la realidad que me persigue y encarcela...sólo queda soñar.
ResponderEliminarSaludos
Un nuevo guante sinestésico. Sencillamente redondo.
ResponderEliminarUn abrazo, Zauberinita.
Quizá, sólo así, la realidad puede volver a imponerse de nuevo, y otra vez rebelarse, y avanzar, en el curso de la historia. Veo, otra vez, el tiempo detrás. Espléndido, Gemma.
ResponderEliminarAbrazos.
Lo impuesto nunca ilusiona, excepto cuando esa realidad es tan enorme y mala, entonces lo que se impone es darle la vuelta, y ahí puede volver el entusiasmo.
ResponderEliminarBesos, Gemma.
Susana, jaja. Menuda madraza estás hecha...
ResponderEliminarAda, cada vez estoy más convencida de que la realidad existe para horrorizarnos. Sin ella no habríamos aprendido a soñar jamás.
Cara y envés, o incluso cara y cara, de tan imbricadas como se hallan realidad y ensueño, querida Freia.
Agus, el tiempo es el verdadero acicate para construir y destruir la realidad, según convenga.
Isabel, muy bien expresado. Coincido contigo (y con Ada) en que las ganas de cambio son directamente proporcionales a la desazón que la realidad nos causa.
Besos para todos
Es que de otra manera no sería tal realidad. Esta es cambiante. Es su signo de distinción.
ResponderEliminarBesos.
Quizá, por eso, es hermoso el exilio del vencedor.
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