Diez
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Lo verdaderamente espantable de una sombra se cifra en su ausencia de sombra.
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Lo ominoso en una sombra se cifra en su ausencia de sombra.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Muy bueno. La sombra sin sombra que te asombra. Un abrazo.
ResponderEliminarLa ausencia de sombra es la misma sombra... O, por decirlo de otro modo, en esa ausencia misma se hallaría lo siniestro, la sombra por tanto.
ResponderEliminarAbrazos, Antonio
¿Puede una sombra hacer sombra? Uf, da para mucho esto...
ResponderEliminarIgual de malo será una persona sin sombra que una sombra sin persona (tratándose de una silueta), la sombra de un árbol sin árbol, de un perro sin perro... y así hasta el infinito.
ResponderEliminarUn saludo
Muy bello...
ResponderEliminarSaludos!
Gemma, si le doy la vuelta, me encuentro que no soy yo sino mi ausencia lo menos espantoso de mí. Y por ahí el texto se precipita abismo abajo. Buenísimo.
ResponderEliminarAbrazos.
no sé qué me resultaría más espantable si la ausencia de sombra de la sombra o la repetición infinita de sombras.
ResponderEliminarBuen micro.
Abrazos a pares.
Una paradoja al cuadrado quizá sea una verdad al cubo, como en este caso, de la misma manera que dos negaciones son una afirmación.
ResponderEliminarMiedo y aire tibio me ha entrado a la vez en el cuerpo.
ResponderEliminarPrecioso!
En "Kafka en la Orilla" Murakami juega con una serie de personajes que tienen las sombras más claras. Tu hiperbreve llevó mi memoria a esta novela.
ResponderEliminarYo me atrevo a jugar con él y lo reformulo. Lo verdaderamente espantable de una sombra se personifica en la ausencia de cuerpo.
Un abrazo,
Recuerdo el título de una película que me dio mucho miedo: "Los sin nombre". "Los sin sombra" me daría mucho más.
ResponderEliminarMuy bueno.
Kisses.
Gemma, antes que pensemos en la luz, su sombra ya era.
ResponderEliminarAbrazo oscuro.
Sergio Astorga
Víctor, si la hiciera dejaría de serlo, ¿no crees?
ResponderEliminarAbrazos
Anita, pues sí: resulta no menos ominoso lo que planteas... El haz sin envés o el envés sin haz... Abrazos
Patricia, ¡muchas gracias, lo celebro!
Besos
Jaja, Agus. Eso de que tu ausencia sea lo menos espantoso de ti me ha hecho gracia. Por supuesto, no estoy conforme. Abrazos
Lola, desde luego eso sería un espanto mayúsculo. Pura angustia sin fin. Besos
(PS: No es un micro, no tiene narración; pretendía ser un aforismo...) Si te referías a la brevedad, no he dicho nada.
Manu, a mí me parece el mínimo común denominador de todas las sombras, esa falta paradójica (o natural, no sé) de sombra que tienen... Más besos
¿Cómo dibujaría Veronica Leonetti una sombra sin sombra? Gracias! y abrazos
Pedro, me gusta. Veo que coincides con Anita... Ser una sombra sin consistencia apenas se me antoja algo realmente penoso. Más abrazos
No tener sombra como Drácula, justamente. No tener sombra te define, ya de entrada, como una vil sombra, o eso creo... Besos, sister
Sergio, en el principio fue la nada, y se hizo la luz. (Estoy viendo estos días unos vídeos sobre la aparición del universo y sorprende comprobar que en este punto los científicos parecen coincidir bastante con el relato bíblico... Antes del Big-Bang no habría nada y de esa nada surgió súbitamente el todo, vienen diciendo... En fin). Besos!
Es que la sombra en estado puro produce auténtico terror destilado...
ResponderEliminarBesos con piel de gallina.
Mi querida Gemma, afortunadamente la nada siempre es algo. ¡Faltaba más!
ResponderEliminarAbrazos con la entropía habitual.
Sergio Astorga
Justamente, Susana. Yo no lo habría expresado mejor. Besos!
ResponderEliminarSergio, el vacío de la nada. Pensándolo bien, sería preferible que no fuera ni siquiera algo... Más besos!