miércoles, 27 de abril de 2011

Los objetos son



"La sombra es lo que el cuerpo
deja de su memoria".
Gonzalo Rojas, "El sol es la única semilla".


Y si miras todos estos objetos diseminados, desperdigados, esparcidos
-dueños absolutos de sí mismos-
sobre mi mesa de trabajo
te darás cuenta enseguida: de igual modo,
los objetos son para que exista nuestra sombra.

19 comentarios:

  1. Bonito homenaje, Gemma. Y muy al hilo de aquellas definiciones de siluetas y sombras, espléndidas, que hace poco te leí.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Querida MegaMaga, me ha gustado mucho este homenaje al poeta muerto. Por la concisión y la falsa simplicidad. Por la belleza desnuda..

    Un abrazo muy fuerte

    ResponderEliminar
  3. Con qué facilidad consigues impregnarte de la genialidad de Rojas.Te felicito.

    ResponderEliminar
  4. Agus, veo que no se te pasa una... Ya se trate de sombras, siluetas, proyecciones, vacíos, ausencias, fantasmas, o incluso de sus reversiones, como sería el caso de los objetos del título, este motivo me interesa especialmente.

    Freia estimada, lo celebro de veras. Quise componer este poema recursivo, pues sabía que podía llegar a agradarte por esas mismas razones que arguyes... Contenta de leerte de nuevo. Muchos besos

    Susana, lo celebro. Ya he tomado nota de tu actividad bloguera reciente, jeje. Un abrazo

    Muchas gracias, Araceli. Hay poetas cuya escritura se revela cercana.
    Abraçades

    ResponderEliminar
  5. Las sombras, las que vemos, son como un desdoblamiento de la persona o de los objetos. Las que intuimos, las que no están y nos persiguen, las que amenazan y arrullan, esas, son con las que vivimos.
    El poema, en su conjunto, me despierta esa extraña sensación de ausencia entrañable. Muy bella la cita.

    ResponderEliminar
  6. Es sencillo y profundo, como la sombra que deja nuestro cuerpo sobre otros objetos irregulares que forman nuestra vida.
    Muy de acuerdo con Freia.
    Kisses, sister.

    ResponderEliminar
  7. La sombra es como la huella del cuerpo y de los objetos, pero una huella en movimiento. Me ha gustado esta versión tan lírica que has hecho, Gemma.

    ResponderEliminar
  8. Ada, las ausencias son presencias en sombra. Además, es cierto, suelen causar, por lo general, una impresión más fuerte y duradera que la generada por el trato frecuente con la realidad visible y palpable. Lo viste muy bien. Abrazos

    Olga, nosotros somos la sombra de los objetos que nos rodean (y definen) en mayor medida que al revés; y más que de cualquier otra fuente, incluido nuestro propio ser. Es muy cierto eso que dices de que, a su vez, los objetos absorben, hasta empaparse, nuestra sombra y con ella nuestra naturaleza toda. De ahí -supongo- que haya objetos que son como proyecciones de sus dueños...
    Un fuerte abrazo!

    Manu, los objetos son también nuestra sombra, nuestra proyección diaria en la vida. Basta apreciar esos pequeños cambios de disposición que sufren a lo largo de la jornada (acostumbrados a que los cambiemos de lugar en función de nuestras necesidades y de su servicio) para percatarse de su importancia. Ese cambio de posición en el espacio que sufren los objetos termina por trazar el recorrido de nuestra memoria cotidiana.
    Muchas gracias por comentar, y un abrazo

    ResponderEliminar
  9. En fotografía, las sombras las percibo como luz a la espera. De ellas admiro su delicada compañía, su extraña fidelidad.

    Bellísimo texto, Gemma.

    Una abraçada.

    ResponderEliminar
  10. Gemma, la ventaja de la sombra es que no se oxida: las cosas dan luz y nos denuncian que alguien estuvo. Dejar de ser fantasma solo en la memoria.

    Los objetos y los otros siempre en el ensueño.

    Abrazos entre las cosas.
    Sergio Astorga

    ResponderEliminar
  11. Retazos de memoria, sin objetos que nos anclasen flotaríamos a la deriva, y sin objetos que nos llamasen permaneceríamos anclados, como una boya hueca, sometida a los vaivenes de las corrientes y las mareas.

    Larga vida al poeta.

    ResponderEliminar
  12. Josep, sombras que esperan la luz y que, al cabo, no dejan de ser sombra en espera de luz. O, visto desde el otro lado, Luz en espera, como bien dices. Pe tons

    Sergio, las cosas dan más luz que sombra, sí señor. Basta que no nos ensombrezcamos para vislumbrarlo. (Cuánta razón). Muchos besos

    Odys, menos mal que ellos nos mantienen a flote como hacen. Un abrazo

    ResponderEliminar
  13. Me encanta que la buena literatura engendre buena literatura. Aplaudo tu talento lírico. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Muchas gracias, Javier. Siempre celebro que una pieza te guste.
    Abrazos

    ResponderEliminar
  15. Ay, Gemma, que ando dando vueltas (y topetazos) a un escalón sobre los objetos. Tan inquietante lo que dice el poeta, y tu glosa.

    ResponderEliminar
  16. La última frase contiene un mundo entero o una vida entera o una advertencia. Tienes el don del remate, querida Gemma. Un abrazo inmenso.

    ResponderEliminar
  17. La sombra como una huella de nosotros mismos. Me gustó mucho, Gemma.

    Besos sin sombra de duda.

    ResponderEliminar
  18. Nano, qué ganas de leer ese escalón sobre los objetos. Estaré vigilante...
    Besones

    Lara querida, yo no sé si contiene un mundo entero, o una vida entera o una advertencia; por no saber, no sé siquiera si las sombras son remates o principios. Besos!!

    Lola, "las sombras como huellas de nosotros mismos" también son absorbidas, recogidas, engullidas, subsumidas..., por esos objetos que ahora se me antojan -de pronto- el mismo horror. Un abrazo

    ResponderEliminar

.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"