"La sombra es lo que el cuerpo
deja de su memoria".
Gonzalo Rojas, "El sol es la única semilla".
Y si miras todos estos objetos diseminados, desperdigados, esparcidos
-dueños absolutos de sí mismos-
sobre mi mesa de trabajo
te darás cuenta enseguida: de igual modo,
los objetos son para que exista nuestra sombra.
Bonito homenaje, Gemma. Y muy al hilo de aquellas definiciones de siluetas y sombras, espléndidas, que hace poco te leí.
ResponderEliminarAbrazos.
Querida MegaMaga, me ha gustado mucho este homenaje al poeta muerto. Por la concisión y la falsa simplicidad. Por la belleza desnuda..
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte
Muy bonita la última frase.
ResponderEliminarSaludos.
Con qué facilidad consigues impregnarte de la genialidad de Rojas.Te felicito.
ResponderEliminarAgus, veo que no se te pasa una... Ya se trate de sombras, siluetas, proyecciones, vacíos, ausencias, fantasmas, o incluso de sus reversiones, como sería el caso de los objetos del título, este motivo me interesa especialmente.
ResponderEliminarFreia estimada, lo celebro de veras. Quise componer este poema recursivo, pues sabía que podía llegar a agradarte por esas mismas razones que arguyes... Contenta de leerte de nuevo. Muchos besos
Susana, lo celebro. Ya he tomado nota de tu actividad bloguera reciente, jeje. Un abrazo
Muchas gracias, Araceli. Hay poetas cuya escritura se revela cercana.
Abraçades
Las sombras, las que vemos, son como un desdoblamiento de la persona o de los objetos. Las que intuimos, las que no están y nos persiguen, las que amenazan y arrullan, esas, son con las que vivimos.
ResponderEliminarEl poema, en su conjunto, me despierta esa extraña sensación de ausencia entrañable. Muy bella la cita.
Es sencillo y profundo, como la sombra que deja nuestro cuerpo sobre otros objetos irregulares que forman nuestra vida.
ResponderEliminarMuy de acuerdo con Freia.
Kisses, sister.
La sombra es como la huella del cuerpo y de los objetos, pero una huella en movimiento. Me ha gustado esta versión tan lírica que has hecho, Gemma.
ResponderEliminarAda, las ausencias son presencias en sombra. Además, es cierto, suelen causar, por lo general, una impresión más fuerte y duradera que la generada por el trato frecuente con la realidad visible y palpable. Lo viste muy bien. Abrazos
ResponderEliminarOlga, nosotros somos la sombra de los objetos que nos rodean (y definen) en mayor medida que al revés; y más que de cualquier otra fuente, incluido nuestro propio ser. Es muy cierto eso que dices de que, a su vez, los objetos absorben, hasta empaparse, nuestra sombra y con ella nuestra naturaleza toda. De ahí -supongo- que haya objetos que son como proyecciones de sus dueños...
Un fuerte abrazo!
Manu, los objetos son también nuestra sombra, nuestra proyección diaria en la vida. Basta apreciar esos pequeños cambios de disposición que sufren a lo largo de la jornada (acostumbrados a que los cambiemos de lugar en función de nuestras necesidades y de su servicio) para percatarse de su importancia. Ese cambio de posición en el espacio que sufren los objetos termina por trazar el recorrido de nuestra memoria cotidiana.
Muchas gracias por comentar, y un abrazo
En fotografía, las sombras las percibo como luz a la espera. De ellas admiro su delicada compañía, su extraña fidelidad.
ResponderEliminarBellísimo texto, Gemma.
Una abraçada.
Gemma, la ventaja de la sombra es que no se oxida: las cosas dan luz y nos denuncian que alguien estuvo. Dejar de ser fantasma solo en la memoria.
ResponderEliminarLos objetos y los otros siempre en el ensueño.
Abrazos entre las cosas.
Sergio Astorga
Retazos de memoria, sin objetos que nos anclasen flotaríamos a la deriva, y sin objetos que nos llamasen permaneceríamos anclados, como una boya hueca, sometida a los vaivenes de las corrientes y las mareas.
ResponderEliminarLarga vida al poeta.
Josep, sombras que esperan la luz y que, al cabo, no dejan de ser sombra en espera de luz. O, visto desde el otro lado, Luz en espera, como bien dices. Pe tons
ResponderEliminarSergio, las cosas dan más luz que sombra, sí señor. Basta que no nos ensombrezcamos para vislumbrarlo. (Cuánta razón). Muchos besos
Odys, menos mal que ellos nos mantienen a flote como hacen. Un abrazo
Me encanta que la buena literatura engendre buena literatura. Aplaudo tu talento lírico. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Javier. Siempre celebro que una pieza te guste.
ResponderEliminarAbrazos
Ay, Gemma, que ando dando vueltas (y topetazos) a un escalón sobre los objetos. Tan inquietante lo que dice el poeta, y tu glosa.
ResponderEliminarLa última frase contiene un mundo entero o una vida entera o una advertencia. Tienes el don del remate, querida Gemma. Un abrazo inmenso.
ResponderEliminarLa sombra como una huella de nosotros mismos. Me gustó mucho, Gemma.
ResponderEliminarBesos sin sombra de duda.
Nano, qué ganas de leer ese escalón sobre los objetos. Estaré vigilante...
ResponderEliminarBesones
Lara querida, yo no sé si contiene un mundo entero, o una vida entera o una advertencia; por no saber, no sé siquiera si las sombras son remates o principios. Besos!!
Lola, "las sombras como huellas de nosotros mismos" también son absorbidas, recogidas, engullidas, subsumidas..., por esos objetos que ahora se me antojan -de pronto- el mismo horror. Un abrazo