martes, 22 de marzo de 2011

Historia de una amistad

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"El verdadero equilibrio consiste en lograr mantenerse en el espacio-tiempo sin que te tiemblen las orejas ni por asomo...", le había dicho el elefante a la mosca poco antes de que esta decidiera, en señal de aprobación, zumbarle en los oídos.
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* La foto es de Luis Matilla, y procede de su blog La realidad inventada. La pieza de arte se llama "Elephant Würsa", y es de Daniel Firman.
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13 comentarios:

  1. Y el elefante se desequilibró, el zumbido de mosca es lo que tiene.

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  2. Ja, la mosquita quiso demostrar la teoría.
    Besos, Gemma.

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  3. Veremos qué sucede con el elefante y la mosca...

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  4. Veremos qué sucede luego con el elefante y con la mosca. Y si sigue esa amistad.

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  5. Desde luego esta no era ninguna "mosquita muerta" bien reflejado el poder que un pequeño puede tener ante un grande. Abrazos.

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  6. Buena lección.

    Me gustó.

    Besos desequilibrados.

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  7. Hay veces que el verdadero equilibrio es mantenerse en el tiempo sin salir del espacio, y acercarte a un espacio donde el tiempo no importe que corra o se pare un rato. Ando buscándolo!!
    Me encanta la construcción'zumbarle en los oídos', ese sonido 'r-l' es magnífico.
    Me desequilibraste con este relato. Muy bueno.
    Saludos

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  8. John Wayne se pasó toda la vida interpretando mal esas dos sencillas líneas de texto.

    Clint Eastwood, después de fracasar repetidamente como actor, ha conseguido trasmitirlas muy bien en alguna de sus películas como director.

    Así es la vida, es hermosura tan sencilla, "lograr mantenerse en el espacio-tiempo sin que te tiemblen las orejas ni por asomo", en la práctica se vuelve tan tan difícil.

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  9. Luisa, efectivamente. No lo pudo evitar, la pobre. Hay animales que son latosos bajo cualquier circunstancia...
    Un saludo

    Torcuato, y -seguramente- se espachurró con él...
    Un abrazo

    I.M. /Esteban Dublín, veo, Daniel Ávila, que te desdoblas más que nadie... :-) No sé yo si la mosca estará para entonces por la labor...
    Un abrazo

    Maite, jaja. Habría sido un buen título, desde luego que sí, mucho más ambiguo que este mío. Un abrazo

    Lola, yo también me veo más cerca de la torpeza del elefante que de la audacia de la mosquita, lo que son las cosas. Coincidimos pues. Un beso

    Ada, ¿también tú te desequilibraste? Me están entrando ganas de plantear la siguiente encuesta: ¿Mosca o elefante? :-P
    Besos

    Nano, no me había percatado de que a John Wayne le temblasen las orejas; a ver si la próxima vez me fijo mejor... Un besote

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  10. Gemma, el levísimo sentido del equilibrio se pone a prueba con el estrépito.

    La masa (elefante) es imperturbable al aleteo (mosca). La tensión literaria tiene la misma imagen.

    Un abrazo amistosamente equilibrado.
    Sergio Astorga

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  11. La diferencia de tamaño entre dos dos personajes de esta microfábula es notable, y, sin embargo, da la sensación de que el más pequeño desestabiliza en el espacio-tiempo al grande. Un abrazo espacio temporal.

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  12. Nunca imaginarás hasta qué punto me ha hecho pensar tu historia de hoy.
    Por el título, por el aquilibrio, por la mosca...
    En cuanto a tu encuesta, yo siempre estoy intentando mantener, tú sabes, algún equilibrio. Procuro que no me tiemble ni la voz (pero me tiembla un poco el párpado, en fin, nada que no pueda sufrirse ni disimularse). No puedo con los zumbidos. Contra las moscas, estoy por la sí violencia, siempre estropeando las tardes de verano y molestando y curioseándolo todo y polinizando gérmenes, hombre, por Dios. Y en señal de aprobación. Muy propio.
    Qué genial. Así, en corto.
    Kisses, sister.

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  13. Sergio, me encanta la nueva ecuación que te has sacado de la manga; eso de que la tensión literaria sea igual a la relación que establecen la masa del elefante (la carnaza del argumento, me imagino) y el aleteo de la mosca (el estilo empleado para que se cumpla). Estás hecho todo un teórico de la literatura. :-)
    Besos

    Manu, toda la razón. A veces lo pequeño (al final vamos a poder sacar de esa microfábula una poética y todo) puede llegar a desestabilizar lo más grande y contundente (léase una novela-río, o un tostón indigesto, por no entrar en disputas). Muy bien visto, sí. Otro abrazo fuerte en equilibrio para ti

    Olga, jaja. Pues ya somos dos. Qué recuerdos esos de los veranos de infancia espantando moscas con el matamoscas... Uno acababa desarrollando incluso una técnica. (Yo, de hecho, competía con mi abuelo a ver quién de los dos mataba más en menos tiempo...) Éramos un tanto salvajes, lo reconozco... Besos

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"