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La marquesa empieza
a subir la escalera despacio, a pasitos cortos, como de pluma. Aún le faltan
seis escalones para alcanzar el rellano, ese que cuenta con un espejo de cuerpo
entero algo siniestro. En alguna ocasión, el ascenso del tramo completo le ha
llevado su buen cuarto de hora, pero siempre termina por recorrerlo, como si
tal hazaña, o la misma escalera, fuera para ella un premio.
Ya ha alcanzado
el descansillo, ya se acerca de improviso a su azogue, ya se sonríe. Por
primera vez, la marquesa da media vuelta y empieza a descender aprisa la
escalera, a paso ligero en realidad, con la agilidad exacta, y la imprecisión,
de sus quince años plenos.
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* La imagen es de Guillermo Méndez, y está tomada de su fotoblog FugaZes.
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Esa inquietud detenida; esa media vuelta necesaria; esa alegría de imaginar que la joven marquesa tal vez se quede con la vida y deje el marquesado.
ResponderEliminarComo siempre, tus palabras llegan altamente "acicatosas"...
Un pe tó a to pe.
He podido ver a la marquesa. Huele a azahar y va dejando tras de sí una estela de melancolía.
ResponderEliminarMe gustan mucho los relatos de espejos. Los reflejos dan mucho de sí. Tu marquesa hace bien en dar media vuelta.
ResponderEliminarQué bueno Gemma. Es uno de esos textos que la idea sólo ya da vértigo. Admiro la sencillez para contarla con una escalera y un espejo.
ResponderEliminarAbrazos.
Gemma, ¿Será el retorno maléfico?
ResponderEliminarA los 15 años la imagen es más producto del querer que del estar.
De plano, un espejo y una escalera provocan una ecuación inversamente proporcional al cuadrado de la realidad esperada.
Un abrazo de puro reflejo.
Sergio Astorga
Josep, el espejo le muestra que otra realidad es posible, y de ahí que dé media vuelta y descienda veloz esa misma escalera, rebosante de juventud. Més pe tons
ResponderEliminarCarmen, eres buena observadora. Ay, si la vieras ahora, lo feliz que está. Un gran abrazo
Araceli, la escalera en espiral que aparece en la foto de Guillermo Méndez me hizo pensar en marquesados y en lujos y en vidas acomodadas, pero sin apenas capacidad de reflejo... Hay imágenes que se muestran cargadas de historias... Besos
Agus, las historias despojadas de elementos retóricos son las más frágiles, qué duda cabe. A esta marquesa de huesos de cristal no le podía corresponder ninguna otra...
Abrazos, y gracias
Sergio, jaja, me encantan tus fórmulas científicas... :-)
Un besote
Espejos, ¡qué juego dan! ¿verdad?
ResponderEliminarMe ha sugerido el texto algo inalcanzable y es ir de la vejez a la juventud.
Y se agradece la sensación...
Abrazos
Isabel, desde luego que sí. Y menos mal que la ficción nos permite estos caprichos...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte