En una casa lejana de gélidas paredes blancas vivía no hace mucho un Carámbano valiente, libérrimo y audaz, de esos que visten con orgullo sólidos hielos prietos y anillas de goteo intermitente. Advertido de que su principal trabajo consistía en descender hasta el mismísimo sótano, lugar donde moraba su nunca antes bien ensalzada doña Caldera del Foso, cada día amanecía un punto más largo y robusto que el anterior, entregado como estaba a la ingente tarea de traspasar pisos y plantas en pos de ver cumplidos sus sueños más inalcanzables. Fue en su tercera o cuarta crecida cuando aquel mozo de las Germanías lo molió una mañana a bastonazos. Desde aquel día aciago, su cuerpo desmembrado se licua gota a gota en las ardientes calderas del edificio.
Don Carámbano de Berlín y la autora de esta bitácora les desean unas felices fiestas y un próspero 2011.
FELICES FIESTAS POR LAS GERMANÍAS, GEMMA. PER NADAL TORNARÀS PER AQUÍ, ¿NO? PETONETS.
ResponderEliminar"Carámbano" siempre me pareció una expresión de sorpresa, una interjección de comic. ¡Carámbanos, recórcholis! Sí quizás leí demasiado a Ibáñez.
ResponderEliminarNada, buenas fiestas a ti también. Un abrazo.
Impresionante carambano y es que en estos dias está haciendo mucho frio en Berlín.
ResponderEliminarYo tambien te deseo ue tengas unas felices fiestas y un maravilloso nuevo año.
Un beso.
Felices fiestas mi querida Mega y los mejores deseos. Besos.
ResponderEliminarSalud y República
Creo que en este 2010 los sueños imposibles de más de uno acabaron como los de don Carámbano de Berlín. Así que en esas ardientes calderas debe haber una concentración tal de ilusiones rotas y cuerpos desmembrados que no me extrañaría nada que algo pudiera gestarse ahí abajo.
ResponderEliminarFelices fiestas.
Un abrazo
Este cuento de Navidad me ha dejado el-hada... del bosque. ¿O era helada? ;-pp.
ResponderEliminarTerrible historia. Ese héroe audaz y voluntarioso no se merecía destino tan aciago: la amada acabó devorándolo.
Pero no todo en estas fechas tiene final ingrato. Con este comentario le envío mis deseos más gratosen el próximo año y mi gratitud para la MegaMaga que anida en los sueños de la memoria.
Un abrazo muy fuerte para su "costilla" y un beso más grande aún para meine liebste Zauberin
¡Carámbanos, menudos ídem los de Berlín!
ResponderEliminarFeliz navidad, Gemma.
:-)
Madre mía, Gemma, has descubierto la verdadera espada de Damocles.
ResponderEliminar¡Carámba con el carámbano! Saludos ineludiblemente navideños. JUAN
ResponderEliminarBastonazos a todos los carámbanos que, colgando de sus frías intenciones, nos acechan en nuestras queridas esquinas.
ResponderEliminarSalud y alegría Gemma.
Hace poco estuve en Berlín y saqué unas fotos parecidas ;)
ResponderEliminarMuy quijotesco el relato.
Felices Fiestas, Gemma.
Besadetes.
Muchas gracias y mis mejores deseos para vosotros.
ResponderEliminarBonito cuento y preciosas fotos.
Besos
Gemma, cáspita, que deshielo de vida la de don Carámbano, con esta imagen que gotea te envío hasta Berlín un rocambolesco deseo de que tengas buenas fiestas.
ResponderEliminarAbrazos germanos.
Sergio Astorga
Gracias por vuestros buenos deseos y ¡feliz 2011 para todos!
ResponderEliminar(Por si alguien creyó en algún momento que la historia era ficticia, prometo subiros unas pocas fotos más que den cuenta del fatal desenlace...)
Pobre carámbano. A mí me apetecía pasar la lengua por su punta helada.
ResponderEliminarManías que me dan;-)
Guárdate del frío germano, pasa unos felices días.
Kisses, sister.
Olga, el mozo de las Germanías en cuestión no pudo ni a la primera ni a la segunda ni a la tercera con él, como no podía ser de otro modo...
ResponderEliminarYo no me atreví ni siquiera a tocarlo, no fuera a quedarme de pronto sin brazo por un capricho de nada.
Sólo cuando el intrépido germano empezó a golpearlo por partes de abajo arriba pudo con él. Fíjate que me alegré y todo de que le costara lo suyo reducirlo como hizo. Por supuesto, la cocina se ha quedado desangelada desde que ya no nos acompaña...
Besos y abrazos
Cara le salió al Príncipe de Hielo su osadía expansiva. A bastonazos fue doblegado por la voluntad germana. Lo suyo habría sido darle las gracias por su existencia y pedirle perdón por cortarle trocitos para las bebidas. Se habría sentido útil y querido, dispidiéndose con lágrimas en la primavera hasta el siguiente año. Hemos perdido la capacidad de conversar con la naturaleza.
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