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.Para Antonio Serrano Cueto, hacedor de micros volátiles.
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....Para Antonio Serrano Cueto, hacedor de micros volátiles.
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En Berlín, el tiempo se concentra en nubes de algodón de un gris difuminado para terminar descargando sus horas mojadas con el descuajo estrepitoso que dan sólo las sorpresas. Los chubascos de por aquí son, de hecho, tan irreverentes, que en lugar de limitarse a calarte los huesos, prefieren reblandecerte los músculos, estremecerte la piel a conciencia, antes de reconocer a regañadientes su impudicia por tamaño atrevimiento.
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Bonito paisaje y bonita dedicatoria.
ResponderEliminarEn la distancia del verano y la casi total desconexión, se agradece una lluvia repentina y fresca de palabras.
Un beso, Gemma.
Muchas gracias, Mega, por dedicarme esta preciosa estampa berlinesa. Besos.
ResponderEliminarMega, por el cielo, todo por el cielo, los intercambios del Chipi pi y el Bip bip.
ResponderEliminarAquí en el suelo, nos levanta el aire, para ver en el sueño de la memoria el baile de los silenos.
Un abrazo mirando para el cielo.
Sergio Astorga
Muy bello, guapa. Un beso.
ResponderEliminarSalud y República
Envidiables chubascos, esos. Por aquí el calor nos derrite. Precioso micro, merecida suerte que tiene Antonio.
ResponderEliminarBesazo.
Olga, es extraña la desconexión. Nunca se produce por completo... por suerte. Un beso bien gordo
ResponderEliminarAntonio, la imagen corresponde al Berlín este, a la estación de un pueblecito de pocas casas llamado Kablow, situado a escasos 30 kilómetros de la frontera con Polonia. Lo extraño es que, en tren, se encuentra apenas a una hora y media de Berlín. Gracias a ti
Sergio, jaja, me descubriste el juego. Ciertamente, la amistad es uno de los alicientes de la red. Un beso
Rafa, gracias. Espero que en Kabila estéis disfrutando de vuestras vacaciones. Otro beso
Izaskun, aquí el calor da paso al frío sin tiempo apenas para que el cuerpo se aclimate. Un sinvivir. Besos
no en vano Wim Wenders habló del cielo sobre Berlín...creo que esos cielos (con la antena de la fernsehturm rompiendo el gris) son insuperables...
ResponderEliminarun besote
Bellísima metáfora, me ha hecho sentir la lluvia sobre la piel...
ResponderEliminarParece que ese cielo estuviera a punto de contar algo.
ResponderEliminar(Por cierto, María debería poner una foto de cuando se vistió de Fersehturm...)
Como te puedes imaginar, nada me gusta más que ese cielo de Berlín, que como no conozco puedo imaginar. Que en lugar de calar, su lluvia-tiempo reblandezca los músculos, mejora mi mitomanía.
ResponderEliminarAbrazo en seco
María, desde que viera la película de Wenders por vez primera quedé fascinada por Berlín. Un beso y hasta pronto
ResponderEliminarEcologismo, gracias. Eso me propuse más o menos: que pudiéramos sentir ese viento que barre el cielo golpeándonos la cara. Saludos cordiales
Aroa, ¿María vestida de torre de televisión, dices? Jaja. ¡Eso hay que verlo! Un beso
PS: La tentación siempre existe: convertir la pura reflexión (o estampa) en materia narrativa...
Nano, nos cruzamos, por lo visto.
ResponderEliminarDesde el principio supe que la foto te iba a gustar, que Berlín te encantaría, y que por lo mismo un día de éstos no te va a quedar más remedio que liar los bártulos y dejarte caer por aquí, jeje. Una sabionda soy... ;-P
Abrazo berlinés
Gemma,recuerdo que sufrí esos chubascos tormentosos cuando estuve en Berlín y la verdad, se agradecían porque hizo mucho calor.
ResponderEliminarPrecioso micro.Abrazo.
Doña Bambú, recordarás también cómo, por estos pagos, hay que cargar siempre con un paraguas plegable; por si acaso...
ResponderEliminarUn besazo