lunes, 18 de mayo de 2009

El preso

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Cuando la existencia con su carga indecible de incontables horas queda reducida al maldito espacio de un camastro y cuatro paredes por todo paisaje, el tiempo se alarga como una alfombra inmensa, fosilizando memorias y marchitando querencias.
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Sólo el sol permanece intacto,
mientras brilla con rayos
embrutecidos

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(e incansables sombras 
proyectan árboles
de perenne deseo.)

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Cuando la existencia con su carga indecible de incontables horas queda reducida al maldito espacio de un camastro y cuatro paredes por todo paisaje, el tiempo se extiende y alarga como una alfombra inmensa, fosilizando memorias y marchitando querencias.
Sólo el sol permanece intacto, para poder seguir brillando, embrutecido, con rayos de ensueño, mientras incansables sombras proyectan árboles perennes de deseo.

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15 comentarios:

  1. Gemma, m'encanten els versos "e incansables sombras proyectan árboles de perenne deseo". Boníssims en el context. Molt millors que a la segona versió. Felicitats.

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  3. La foto es espeluznante. Pensar que alguien pueda pasar ahí metido durante años....
    Me ha encantado eso de "fosilizando memorias y marchitando querencias".
    Y es cierto "sólo el sol permanece intacto".

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  4. ¿Cuántas combinaciones más podría hacer un preso reducido a un camastro y unos pocos metros? El mundo, entonces, se me antoja enloquecedor. Un abrazo admirado, querida amiga.

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  5. ¿En qué estaría pensando cuando puse ese comentario que he eliminado?

    Lo que quería decir es:

    Pues no estoy yo muy seguro, porque si son los árboles los perennes, no hay modo de escapar a la visión del deseo. A los deseos perennes, se les puede engañar. Pero no al objeto del deseo.

    Yo temería más estar con varios; no poder estar solo. Pero si estás solo, el dolor se debe suavizar con la libertad de la mente. El pensamiento necesita su cápsula.

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  6. Benet, gràcies. M'agrada convertir (quan puc fer-ho) poemes narrativitzats en microrelats poètics i viceversa. ;-P
    Benvingut. I un petó ben gros

    Nano, ahí cada cual que se quede con la versión que más le agrade. No vamos a discutir por eso ahora... ;-) Lo cierto es que habría mucho que decir acerca de si los árboles son los perennes o lo son, en cambio, sus sombras (a fin de cuentas, una prolongación de esos rayos embrutecidos de ensueño). Menos mal que tu cárcel fue una suite al lado de ésta. La foto pertenece a la prisión que existe todavía en el Berlín este y cuyas dependencias y despachos aparecen en la estupenda película Das Leben der Anderen ("La vida de los otros"). En ella estuvieron presos algunos de los que quisieron escapar del régimen comunista de la RDA o huir al oeste sin éxito...
    (La escritura, si viene sola, mejor que te encuentre trabajando.) ;-P

    Araceli, ya ves. Aquello daba claustrofobia. La cárcel no sé si llegaba a medir un metro y medio de ancho por tres de largo. No exagero. Una ratonera.

    Isabel, supongo que ésa sería la verdadera tortura: saber que la vida se extendía sin límite allí afuera. Un abrazo

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  7. Mega, por fortuna tus paredes mentales pueden variar las condiciones físicas adversas y una y otra vez proyectar las sombras de tu arboleda de perenes deseos.
    Un abrazo desde mi cuarto.
    Sergio Astorga

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  8. Creo que esa limitación de espacio y de lo más elemental quizá avive la mente, el deseo,y las querencias como única tabla de salvación.Besos.

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  9. Quizá me quedaría con el primero. No lo sé. Lo pensaré un poco más...
    Besos.

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  10. Creo que no podría vivir presa, carente de libertad, enclaustrada. en mi casa nunca cierro las puertas, me da sensación de ahogo. Quizás sea la memoria lo único que no se fosilice estando preso, es lo único que queda y de lo que nadie nos puede privar. Nunca había pensado en convertir relatos en poemas. me ha encantado. un saludo Mega.

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  11. Recuerdo unos versos de Miguel hernández "¿quién encierra una sonrisa, quién amuralla una voz?"
    y recuerdo también otros de alguien muy muy querido que en el año 47 escribió desde una prisión franquista : ."..quiero estar contigo/
    para ver si olvido/caras de tristeza/tapias de silencio/muros de ladrillo" Imagino que mi abuelo habría sentido eso mismo que tú tan bien expresas.
    Un emocionado abrazo
    PS:este micro me ha llegado especialmente, perdona la extensión del comentario.

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  12. Nano, conforme contigo, aunque yo preferiría otra cápsula para dejar volar mi pensamiento. Veo que siempre te fijas en los detalles. ;-) Beso

    Sergio, me da a mí que siempre debemos conformarnos con proyectar las sombras de nuestros perennes deseos, ¡y qué remedio! Beso

    Bambu, sin duda. Pienso que hasta es muy probable que los deseos aumenten en la misma proporción en que el encierro (y la estrechez del lugar) se revelan mayores. Aquí, sin embargo, me refería a la posibilidad de que ese 'hacer memoria' pueda amargarse debido a la imposibilidad de degustarlo en libertad. Abrazos

    Olga, a mí (por si te sirve) me gusta más el primero, que en realidad es el último, la segunda versión, aunque la antepuse en el momento de publicarlas juntas. También lo prefiero porque mientras el segundo parece un microrrelato, el primero, siéndolo igual, ya no lo parece tanto. Besos

    Bohemia, hay que ser muy fuerte para que ciertos recuerdos no se vuelvan obsesivos, para saber zafarse también de los buenos recuerdos perdidos. Celebro que te guste.

    Marisa, qué versos más memorables los de tu abuelo. Gracias por compartirlos. Un beso fuerte

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  13. No sé qué versión me gusta más.

    La diferencia es imperceptible pero decisiva.

    La cárcel te debe unos versos.

    Al preso lo liberas.

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  14. La variación del tiempo en función del espacio me ha parecido fascinante. La proyección de sombras y el estirado de alfombras visualmente inolvidables.
    Precioso(s).
    Beso.

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  15. Lara, gracias, bonita, por tus palabras.

    Izaskun, otro tanto para ti. (Siempre estás al quite.) ;-P

    Besos y abrazos

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"