martes, 17 de febrero de 2009

El dragón feliz

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A aquel dragón le bastó comprobar que la doncella correspondía de buen grado a un amor tan sin remedio como el suyo, para lanzarse a los caminos a espantar ovejas y labriegos, a fin de poder ganarse el sustento de forma honrada y dejar de humillarse, en adelante, frente a aquel caballero presuntuoso e insigne, conocido con el nombre propio de Jorge.
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El dragón de la Mancha
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A aquel dragón le bastó comprobar que la doncella correspondía de buen grado a un amor tan sin remedio como el suyo, para lanzarse a los caminos a espantar ovejas y labriegos, a fin de poder ganarse el sustento de forma honrada y dejar de humillarse, en adelante, frente a aquel caballero presuntuoso e insigne, de cuyo nombre no quiero acordarme.
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11 comentarios:

  1. Sabina, refiriéndose a Madrid, cantaba que las niñas ya no quieren ser princesas. A lo mejor los dragones ya se han cansado de serlo y los caballeros, presuntuosos e insignes, también están hartos de su papel.
    Los que seguiremos siendo lo mismo somos los labriegos y las ovejas. Siempre tiene que haber algo que no cambie para que los demás tengan la sensación de que si lo hacen.

    Un beso.

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  2. Muy buena la versión mega-revisada de San Jorge y el dragón.

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  3. Mega, no hay como ejercer el oficio con dignidad, nada de bautizos de sangre y si a eso le aúnas la bendición de las correspondencias amorosas,no hay dragón que las resista.
    Un verdadero sueño de la memoria tu texto.
    Un abrazo de caballero.
    Sergio Astorga

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  4. Ese "amor tan sin remedio" es lo que importa. Tan sin remedio. Me gusta la expresión. Los motivos del dragón:-)
    Saludos, Gema.

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  5. Bien por ese dragoncito feliz, dispuestoa campar por pastos ajenos y compartir con la doncella el amor, bellísimo "tan sin remedio".
    Gracias.

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  6. San Jorge, y todos los Santos de los Cielos, se merecen ya una adiós eterno. Y pasemos a nuestra humilde falta de recursos, que nada va a caer de los cielos.

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  7. Lo que para el dragón es felicidad, para ovejas y labriegos es crueldad. Nunca llueve a gusto de todos, dicen, y para corresponder a la naturaleza de cada cual parece inevitable el enfrentamiento entre dragones, caballeros, ovejas y labriegos.

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  8. Adanero, sin las elevadas dosis de realidad que aportan labriegos y ovejas, el mundo (y con él todas sus fantasías y ensoñaciones) se tambalearía peligrosamente, seguro. Otro beso para ti

    Araceli, para que estés contenta, he vuelto a revisarla, jeje.

    Sergio, el caso es que pensé que también los dragones tienen su corazoncito... Éste, como ves, guarda un parentesco mayor con el Caballero de la Triste Figura, que con San Jorge, ínclito vencedor allá por donde se pasee y se le conozca. De ahí su preferencia por el primero, un auténtico soñador...

    Olga, jaja. Es que como se echa de ver en la foto, se trataba de un dragón muy atractivo. La doncella del micro no pudo hacer nada ante el flamante (y flamígero) despliegue de atractivos del saurio. ;-P

    Izaskun, es que si no tiene remedio, pues no lo tiene y santas pascuas, jaja. Por lo demás, las cosas "sin remedio" son las más determinantes... Beso grande

    Nano, más razón que un santo (sic). Beso

    Viajero, desde luego, andan todos en abierta competencia, sí. De lo contrario, no habría desenlace (feliz) posible... Un abrazo

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  9. El dragón enamorado se rinde a la rutina de la vida para no perder a su amada.Amor tan sin remedio, preciosa expresión.Abrazos.

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  10. El amor amansa a las fieras... Y hay que ver la afición de las mujeres por amar a los monstruos...(me incluyo entre ellas) Besitos.

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  11. Bambú, digamos que tiene que salir adelante por sus propios medios, aunque sea dando pequeños sustos al vecindario, jaja. Por lo demás, las rutinas son más llevaderas si la compañía es grata. Besos

    Isabel, desde luego. Aunque en esto que dices, hay fieras y fieras, y quiero pensar que mi dragoncito pertenece a las domesticables. Un abrazo

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"