lunes, 26 de enero de 2009

Las cuatro hermanas

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Son cuatrillizas: de la misma altura y complexión, igual de rubias y esbeltas. Suelen apostarse en la esquina de siempre, aunque en ocasiones les encante romper filas. A esa hora en que las sombras ganan terreno, se les nota a la legua que están impacientes por que alguien -quizá, cuatro hermanos mellizos- las venga a rescatar de su aburrimiento. Más de una vez, he pasado por su lado con la idea de captar, de robarles, un pedazo de conversación, pero no he tenido suerte. A esa hora extraña en que las mujeres se convierten en sombras de sí mismas, no creo que les apetezca demasiado conversar... Lo más seguro es que las haya vencido el cansancio, el posible enfado o la desilusión ante una espera excesiva. A mí , en particular, me sorprende un hecho que tal vez a nadie extrañe, y es su empeño en vestirse a la moda turca aun siendo alemanas. ¿Por qué lo harán? No me lo explico. Siempre que me topo con ellas, en horas de sueño y vilo, las encuentro muy erguidas, petrificadas por el frío, absortas, como a la espera, ya digo; vigilantes y fieles a su espacio de inexpugnables torres vigías. Y, sin embargo, también las veo dispuestas, como si en realidad estuvieran encantadas de poder contestar a todo aquel que se decidiera a preguntarles algo en serio, qué se yo, cuaquier cosa: a qué hora cierra, por ejemplo, el comercio de enfrente. De momento, nadie se anima.
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11 comentarios:

  1. Muy bueno, Mega. Me ha gustado mucho ese aire turco-germano que les has dado y, sobre todo, el final frívolo (shopping). En tus micros de maniquíes sale tu alma titiritera. Le diré a mi Ventura, que anda tan solo en su nueva vida, que se pase por esa esquiva. Besos.

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  2. Quiza estas típicas alemanas vivan en Orianentrasse y esten contagiadas de la moda turca, aunque a mi me parece más que van a la moda Belin Este. O quien sabe si son victimas de la crisis y no les ha quedado más remedio que desempolvar el viejo ropero y están en esa esquina esperando que pase la mala racha y ser las primeras en ver la llegada de las vacas gordas.
    O ¿no estarán puestas allí por la Espe-rancia para controlar los viajes de sus compañeros de viaje?
    Como simpre te ha quedado un magnifico microrelato.
    Salud, República y Socialismo

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  3. Diu l'A.R. que van de la moda de l'antic Berlín est, però quan jo vivia al Berlín oest, hi havia molta població turca. Un micro molt irònic. L'he pogut entendre gràcies a la foto, si no, no sé si hi hagués caigut, però caic de tan bo com és el post.

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  4. Oiga Mega, para mí que la primera de la izquierda tiene aspecto de fascinerosa fina, ¿o es la cuarta de la derecha? Además me parece que las cuatro son rubias de frasco y se tintan para contrastar con su vestimenta turca, claramente estambuliana.

    Salud y República

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  5. Oh! Son como las hermanas Brown, de Nixon, pero éstas no envejecen...
    ¿De dónde sacas tantas mujeres quietas, querida amiga?
    Un placer...

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  6. Antonio, ¿alma titiritera yo? (¿Dónde, cuándo?)
    PS: A tu Ventura va a resultarle difícil decidirse por una, como si lo viera. ;-P

    Antonio, lo cierto es que estos maniquís pertenecen a una tienda turca destinada al público turco (preferentemente). Ellas suelen ser mujeres morenas de ojos grandes y piel oscura... Por eso me hicieron gracia.

    Txell, sí, la foto és de l'actual oest; la veritat és que l'un i l'altre mantenen, avui dia, un aspecte molt semblant. L'etiqueta s'anomena "desajust" per referir, precisament, aquesta barreja entre realitat (turca) i desig (maniquís rosses). És clar que al microrelat hi inverteixo els termes...

    Rafa, para que veas si funcionan o no los estereotipos, jaja. Yo juraría que la tercera empezando por la izquierda es rubia natural. ;-P

    Lara, intrigada por tan curiosa referencia, recurro a San Google y descubro: Brown sisters. Jaja, me digo. Luego, tras ver la secuencia entera fijándote en una sola hermana por vez, ya no me río tanto...
    En Berlín, no sé por qué, abundan, es cierto. De ahí que un día decidiera darles cabida...
    (Lo mismo digo)

    Besos, abraçades y abrazos

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  7. Ay, qué tiesas. A mí, las maniquíes, alemanas o turcas o españolas, me han dado siempre algo de miedo. Tienen algo inquietante. Parece que saben cosas.
    A ver si en otra ocasión les robas un pedazo de conversación y secreto y nos lo cuentas en uno de tus micros (o en varios:-)
    Saludos, Mega-Gema.

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  8. Esas cuatro hermanas,tan "tiesas"
    y un poco cursis, me recuerdan a cierto tipo de mujeres que abundan, rubias, delgadas,con una ropa un poco anticuada.Me gusta como tu imaginación juega con todo lo que ves y como lo expresas.Abrazo.

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  9. Olga, aunque sólo sea por esa pose de observadoras atentas, seguro que saben más cosas de lo que nos creemos..., incluso de lo que llegamos nosotros a observar. Supongo que eso mismo es lo que me atrae de todos estos maniquís: su asombrosa (¿anhelada?) quietud.

    Pepa, jaja. Pues ahora que lo dices, tienes razón. Recuerdan un poco a las mujeres de los 80, al tipo de mujer sofisticada y elegante que la publicidad de entonces promovía... Claro que aquí, parecen ya sólo un mero reflejo de lo que fueron...

    Besos

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  10. Eres una genia, Mega. La foto es para mí muy triste y el relato, shopping incluido, también.
    Un beso
    Izaskun

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  11. Bromas aparte, cuando comento me pongo a veces muy frívola, tienes razón en lo de que se trata de un relato triste. Fíjate que quise retratar a cuatro hermanas muñequizadas, convertidas en maniquís... (De ahí esa insistencia en que "a esa hora ... son sombras de sí mismas)...
    Besos

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"