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Pasito a paso, fue metiéndose en el agua muy despacio: primero un pie, luego el otro. Enseguida sintió las piedrecillas clavándosele en las plantas con su filo delgadísimo, de ahí que no le diera importancia al agua extremadamente fría aguijoneándole las pantorrillas. Sólo cuando quiso salir y vio que un enjambre de pececillos le mordisqueaba la carne cada vez con mayor insidia, comprendió: acababa de ser expulsado del Paraíso.
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Increíble, increíble. Qué pedazo de foto. Yo no notaría ni peces, ni frío, ni pantorrillas, ni cuerpo, ni nada.
ResponderEliminarQué preciosidad, "GENSANTÍSIMA"!
Bellisísimo, Mega. La foto, porque eres una fotógrafa excepcional y el sitio debe ser casi así de bonito. El texto porque eres extraordinaria. Muy, muy bello.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esas aguas cristalinas y la belleza del paraje invitan, desde luego, a darse un baño. ¡Qué importa que esté el agua helada o que te claves unas piedras al pisar! Lo malo es lo de los peces mordisqueandote... No todo podía ser perfecto.
ResponderEliminarMuy buen relato y preciosa fotografía.
Besos.
Estos lagos son una maravilla, me encanta el agua pero me dan miedo los lagos. no me he bañado nunca en ellos, no te podría decir el porque, me dan pánico !.Aquí al lado tengo el lago de Banyoles donde he ido infinidad de veces pues es precioso, pero de bañarme en él nanai de la china.
ResponderEliminarAunque con algo de retraso, te doy la bienvenida. Qué envidia viendo-leyendo tus dos últimas entradas.
ResponderEliminarConozco parte de la Patagonia argentina (Ushuahia y la Tierra del Fuego, Perito Moreno, Península Valdés...), una maravilla. Estas crónicas tuyas (la última a modo de microcuento) me han llenado de ganas de conocer ese paraíso en el que has estado.
Besos.
Bellísima imagen y no menos bello relato.¡¡Qué ganas de volver al paraiso chileno!! Por cierto... ¿no te pareció que allí el cielo está mucho pero mucho más lejos?
ResponderEliminarEntiendo lo que dices. A mí me pasó lo mismo, me comieron igual, con una joven casi tan hermosa como ese lago.
ResponderEliminar¿Has venido decidida a aterrarnos, ahora que has conocido la inmensidad?
(m.eugenia, mójate un poquito).
Augusta, te presento a don Lago Moquehue. Aunque no lo parezca, sus aguas llegan a ser profundas (y traicioneras). Besos
ResponderEliminarIzaskun, la verdad es que todo el mérito es del paisaje, que lucía como ves, sin necesidad de filtros ni retoques de ningún tipo. Un fuerte abrazo de vuelta
Luisa, como todos los lagos, éste también puede llegar a ser peligroso. Las aguas del Moquehue, sin ir más lejos, se picaban a partir de media tarde, cuando empezaba a desatarse el viento. Un abrazo
Maria Eugènia, a mí también me dan respeto, no creas. A decir verdad, no todas las orillas de los lagos son aconsejables para bañarse. Petons
Viajero, gracias. Yo, en cambio, no conozco las regiones que nombras. ;-) Realmente toda esa zona casi virgen de la Patagonia es pero que muy recomendable. (Te debo una visita pausada.)
Araceli, me pareció mucho más lejano e inmenso, desde luego. Cuando llegaba la noche las estrellas se distinguían con una precisión y nitidez telescópicas. Un beso
Nán, jaja. ¿Aterrar yo? (¿Y me lo dices tú precisamente?)
Un beso
Si es que es lo que tienen las tentaciones...y esas aguas parecen muy pero que muy tentadoras.
ResponderEliminarQué envidia el verano austral, desde esta ola de frío polar que nos invade.
beso!
Mega, letra a letra el agua me inundó ahora soy pez del sur.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sergio Astorga
Marina, muy cierto. Te daban ganas no sólo de sumergirte en sus aguas, sino también de beberlas. Un abrazo
ResponderEliminarSergio, un bonito pez austral, seguro. ;-P
Otro abrazo