sábado, 29 de marzo de 2008

Breve compendio de la historia del hombre

A mediados del siglo XXI, cuando la presencia de los robots en la vida diaria del hombre posinternético todavía era una entelequia, los científicos más brillantes establecieron, sin solución de continuidad, la siguiente secuencia evolutiva:
Célula->pez->anfibio->reptil->mamífero->mono antropomorfo->hombre->humanoide.

Hoy, decenas de siglos más tarde, a punto de despedirnos de un siglo terrible e indigno, amén de espantoso y deleznable, y deseosos de iniciar un ILVII distinto, más próspero e inteligente, resulta cuando menos intrigante comprobar cómo aquellos seres endebles de siglos pretéritos no fueron capaces de prever siquiera nuestra implacable y paulatina involución de homo roboticus a homo reptilis.

Tras lustros de ensayos clínicos con resultados fiables, los neurocientíficos pseudohumanizados auguran para el infrahumano que está a punto de alumbrar el nuevo siglo un desplome absoluto y desolador.

En la actualidad, la secuencia evolutiva de nuestra especie se muestra, pues, como sigue:
Célula->pez->anfibio->reptil->mamífero->mono antropomorfo->hombre->humanoide->reptil.

Después de siglos de lenta y dolorosa deshumanización, tal vez nos hallemos a las puertas de su mismo exterminio. De seguir así, es probable que el pronóstico inmediato, todavía reservado, nos lance, en caída libre, a un vacío sideral auspiciado por la propia muerte, tan benigna siempre.
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12 comentarios:

  1. Amiga Mega, empieza usted el fin de semana de lo más pesimista. Aunque no le digo yo que no. Podría ser. Y eso es lo peor, ver que su pesimismo tiene base.
    Bueno, menos mal que nos quedan todavía dieciseis siglos.

    Sañud y República

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  2. Quedaban dieciséis siglos, Rafa, pero ahora son ventiséis (así tenemos un poco más de tiempo para el optimismo).

    Me he dado cuenta de que para que el segundo párrafo fuera cierto ("Hoy, decenas de siglos más tarde"), debía corregir los datos...

    Veo que es usted muy madrugador. Que tenga un buen fin de semana.

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  3. Pero consuélese; nada es estático. Y lo mismo que llegaremos a reptil; de esta sima podemos alcanzar cimas superiores.

    ¡Un poco, poquito, pero poco de esperanza!. Si no que sería de nosotros.

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  4. Don Dardo... ¡pero si he sido requetegenerosa!
    ;-)

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  5. Pues sí que está buena nuestra ilustre escritora... ¡qué animos!...Aunque no te digo yo que, en vez de una regresión, no sea un avance. Tal como están las cosas... una purga al género humano no le iría nada mal.
    Lo que me reconforta es no llegar a verlo, pasen dieciséis o ventiséis siglos, jaja.
    Besos

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  6. PD: Hasta hoy no he podido contestar los comentarios en mi blog. Siento el retraso

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  7. Freia, en adelante te eximo de cualquier disculpa, pero si hasta te disculpas por no escribir en tu propio blog...¡faltaría más! ;-)

    Por cierto, ya ves la que has liao con tanto premio Brillante...

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  8. Sólo me preocupa una cosa: la estética, dando así por bueno lo anterior. La cuestión es: ¿en qué clase de reptil se convertirá el ser humano?

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  9. Jajaja, Manuel. A lo mejor, con un poquito de suerte, hasta conseguimos exhibir el mismo porte (¡y la misma mandíbula!) de este simpático bicho...

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  10. Una pregunta es para qué sirve evolucionar, qué hemos ganado evolucionando. Para sobrevivir bastaba, basta, con ser bacteria. Las bacterias siguen igual que hace millones de años, o sea, no han tenido que evolucionar para sobrevivir. No les ha ido mal sin evolución. Entonces, ¿para qué evolucionamos?

    Sobre el tema de la regresión del hombre al reptil, está el caso de la ballena. Empezó siendo pez (como todos), luego se hizo mamífero, y después terminó volviéndose otra vez pez (o algo parecido). Volver a los orígenes, podría resumirse.

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  11. Bueno, vista la foto, como que me quedo más mejor. ;o)

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"