Cada vez que el autor se dispone a escribir, pacta con el narrador que le representa que interprete sus anhelos, con el fin de dar forma narrativa a cuanto hasta entonces sólo había sido un amasijo de ideas y sentires.
De igual modo, cada vez que el narrador se decide a poner por escrito las ideas dictadas por el otro, no es extraño que sienta su identidad amenazada ante lo que considera un abuso de autoridad, circunstancia que lo fuerza a traicionar a su homólogo, según aprecia y reconoce el mismo autor.
Desde entonces, y en justa correspondencia, los autores han adoptado la sabia costumbre de negar la veracidad de cuanto relatan sus narradores, sin que logren, la mayoría de las veces, conciliar sus respectivos pareceres. Así las cosas, mientras el autor tiene que conformarse con la ficción del reconocimiento público, el narrador logra realizarse tan sólo sobre el papel.
A veces las relaciones de pareja son inescrutables.
ResponderEliminar:)
Sin duda, el reparto de méritos suele ser algo difícil...
ResponderEliminarUna noche conoc� a un narrador que me cont� que hab�a empezado la historia del autor en primera persona, pero que molesto con sus impertinencias hab�a pasado a un alejado "�l". Lo malo es que mejor� tanto el libro que fue un �xito que benefici� al autor. Por eso el narrador se dedica a beber en los bares baratos, contando historias para encontrar un narrador y hacerse autor. A m� no me pil� a pesar de mi general amabilidad. Estaba tan borracho que no pod�a sostener el Pilot. Ni siquiera me acuerdo de qu� libro me habl�.
ResponderEliminar�Ay, Mega! Qu� bien que hayas vuelto. Leerte es un placer. ¿Pero no podrías arreglar eso de los acentos y caracteres extendidos, que salen como cuadraditos?