Me parece un acto de justicia, un gesto de obligado cumplimiento (de esos que mantienen a raya a cuantos mezquinos, arribistas y canallas de labia fácil y diverso pelaje pululan, incansables, por los agotados mentideros de Internet), atreverse a cuestionar al prójimo, sí, pero sólo tras haber reunido coraje bastante para cuestionarse a uno mismo primero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario