No engañar(se) o falsear, no imponer o forzar, no menospreciar o humillar: tres tareas que hoy nos parecen ingentes, pero que habría que reclamar una y otra vez, sin fin. Precisamos endulzar (léase «sanear») el día a día.
. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario