757
Que las noches pierdan su brillo hiriente y los días, su derroche de oscuridad.
.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Bonita antítesis.
ResponderEliminarGracias, Sandra. Un saludo.
ResponderEliminar