El rescate de unas manos audaces. La felicidad a la vuelta de la esquina. Los días que vuelan (fr)ágiles. Con charlas interminables a cualquier hora. Con mensajes que no satisfacen del todo. Aunque tampoco lo harían si durasen siglos. Y épocas de euforia seguidas por otras menos jubilosas (más juiciosas sin embargo). Marcadas por deseos en espera. Y esperanzas a raudales. Con escaso seso y mucho sexo. O al revés, según épocas y humores. Y la vida pasando entre tanto. De largo y de corto —sin estrecheces que valgan ni monsergas— por el ancho mundo. Dando largas cuando así lo requiere. En jaque siempre; escandalosa.
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