Trescientos doce
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El desengaño siempre es lúcido, aunque se trate de un conocimiento ácido.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Verdad Gemma, la lucidez hace esquina con la calle de la amargura.
ResponderEliminarSaludos.
Un abrazo!
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