El silencio es elocuente, toda vez que el diálogo va siempre por dentro.
Cuando el diálogo en cuestión deja de ser mudo, ya no hablamos de silencio sino del ágil y fluctuante monólogo o soliloquio. No es extraño que este último luzca mejor a ojos vistas, ante un público invisible que atienda sus respectivas razones.
Cuando el diálogo en cuestión deja de ser mudo, ya no hablamos de silencio sino del ágil y fluctuante monólogo o soliloquio. No es extraño que este último luzca mejor a ojos vistas, ante un público invisible que atienda sus respectivas razones.
Me gusta mucho el genero del Aforismo, bueno, en realidad me gusta casi todo lo breve. Microrrelato, Nanorelato, etc...
ResponderEliminarMe gusta mucho tu blog Gema. Te sigo.
Éste de esta entrada es genial!
Saludos!
Sandra.
Gracias; un saludo de vuelta
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