Ciento cuarenta y siete
...
La vida adulta empieza de veras con el parto de la muerte.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
A veces, en tus aforismos, me cuesta entenderte. Disfruto de un pensamiento que no entiendo.
ResponderEliminar¿Que la conciencia de la muerte nos da la verdadera medida de las cosas? Por ahí iban los tiros...
ResponderEliminarUn beso grande (te debo correo, lo sé)
Ah, qué claro me parece ahora. Lo que me confundía es que la ecuación de la muerte, por ser hijo de padres mayores, la despejé tras muchas noches de pensarla con temor antes de los 8 años.
ResponderEliminarPor eso he podido escribir, a petición de Verónica, estos dos ¿versos?
La muerte no existe,
pero llega.
Son preciosos. Lo cierto es que te imagino, sin asomo de duda, como un puer senex de ocho años. La foto es un reflejo de ello. Esa formalidad frente a la cámara...
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