domingo, 3 de noviembre de 2013

Ciento catorce

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Hay quien disfruta con el mal: haciéndolo, cortejándolo, envaneciéndose por él, dentro de él, a través suyo. Como si el mal no fuera el bien de los más estúpidos: aquellos que lo son por vocación, por convicción, porque les da la santa gana. Como si alguna vez hubiera sido -ese mal dichoso- otra cosa distinta, de naturaleza menos engañosa de tan puro. Como si ese mal bendito, junto con todas las maldades sucedáneas que lo circundan, hubiera dejado de ser alguna maldita vez el cielo voraz de los engreídos.
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4 comentarios:

  1. Ese cielo al que desean ser llamados, como si de bienaventurados se tratase.

    Un abrazo.

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  2. El mal es el bien de las habitaciones sin ventana; Gente que sólo respira su propio hedor; gente que sumerge su cabeza en la taza del water para poder contemplar su mejor y único paisaje.El mal no es lo contrario del bien, no tiene contrarios, el mal es hijo único nacido de ninguna madre: un monstruo normal.

    Un beso sin malicia (sólo un poco malo...)

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  3. Gemma, difícil comentario, llevo dos días y el amarillo aliento, estornuda, y no sé cómo pulir la piedra y dejar los sonidos que me rajan la oreja. Numerosa es la familia con ese rostro que mencionas. Tan ufanos que se acarician con su negrura y dicen que todo está muy bien. Pura pena.
    Abrazo ciento catorce.

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  4. Vengo leyendo tus aforismos asombrada siempre de tu lucidez, espero los publiques todos porque son geniales.
    Este me ha parado en seco, está el mal tan a la orden del día que incluso pretenden que lo confundamos con el bien, cuando como dice muy bien Josep, el bien no es su contrario, sino otra forma subliminal de conseguir el mal su temible objetivo.
    Un montón de besos.

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"