el alma prende fuego cuando deja de amar".
Lhasa de Sela
.......
Felicia no tenía
pensado marcharse, pero al llegar la noche recogió sus cosas y puso rumbo a lo
incierto. Creía que en mitad de un paisaje lunar, inmersa entre arenas tostadas, sería
todo más fácil. Durante días viajó con esa ansia a
cuestas, ensombrecida por un desvelo de luna llena. Pasaron los
meses, y nadie alcanzaba a decir nada de su destierro, como si una
tormenta de arena se la hubiera tragado. Al fin, un viejo
explicó a quien quisiera escucharle que una noche de eclipse la había
visto inflamarse con sus propios ojos enfermos. Preguntado por el
destino de aquella mujer borrosa, el anciano aseguró que Felicia había ardido de
forma espontánea, y que poco después había echado a volar en dirección al
norte, tras abandonar el desierto. Nadie puso en duda sus luminosas palabras.
Me ha gustado mucho, Gemma, ese rumbo a lo incierto. Es de esos relatos que te ponen la carne de gallina.
ResponderEliminarSí, siguiendo la estela del comentario de Araceli, me parece muy interesante que alguien pueda hacer las maletas y marcharse fuera del mundo, sin pedir permiso. Aunque lo que más me inquieta es la figura de ese viejo (Dios) y su actitud vencida.
ResponderEliminarAbrazos.
Estoy segura de que mas de uno hemos deseado alguna vez desaparecer aunque sea a ninguna parte.
ResponderEliminarEn este caso queda un cierto regusto de intriga.
Un abrazo
Des-aparecer es una protesta por todas las veces que, para nuestra vergüenza, hemos aparecido.
ResponderEliminarFelicia hace honor a su nombre.
Tiene música, tiene poesía,... Yo, al contrario, no veo a Dios en el ciego, me puedo creer que los ciegos "ven" ciertas cosas, que tienen otra percepción de la realidad, que sienten más o distinto y pueden saber más de cosas que nosotros aún viendolas lo sentimos o no entendemos.
ResponderEliminarMe gusta pensar eso, y me gusta que la protagonista, al fin, encuentre la luz; no veo en su combustión espontánea, dolor; veo liberación, es un momento feliz.
Si ha resurgido de sus cenizas, como el ave Fénix, es casi seguro que volverá a amar, aun a riesgo de arder de nuevo.
ResponderEliminarPrecioso texto, Gemma. Al menos este ciego es capaz de ver las maravillas que nos están negadas a los "pobres" que miramos con los ojos. Y genial, el juego con los nombres: Felicia... Fénix... Feliz...
Un beso al aire y al sol, más que nunca MegaMaga.
Gemma, prenderse y aprenderse son formas íntimas de la combustión.
ResponderEliminarFelicia parece que lo sabía y el viejo lo vislumbró.
Abrazos fugaces.
Sergio Astorga
Hubo un tiempo en que ardía a menudo. Los amigos se burlaban lo justo llamándome cenizo. Ahora he optado por un sistema de combustión lenta por aquello del ahorro de energía. Tu relato, Gemma,me ha parecido de una belleza sugestiva y ardiente.
ResponderEliminarUn pe tó tipo "llar de foc".
Me gusta mucho el discurso, más narrativo de lo que es habitual por aquí, al servicio de una poesía que en esta ocasión reside en la historia narrada.
ResponderEliminarY ese regusto a cuento oriental.
Abrazos, Gemma
Una prosa para saborear. He disfrutado más de lo calibrado que está el lenguaje que de la historia, aunque comparto lo que dicen más arriba sobre la combustión lenta... Enhorabuena por ese doble gol.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho eso de irte del mundo, a lo Groucho pero en bonito, una mudanza muy lírica, y me ha encantado lo de la combustión espontánea. Una vez vi un documental sobre casos reales de combustión espontánea y ponía los pelos de punta. Besos.
ResponderEliminarHay historias que resisten cualquier intento de clasificación, como si hubieran surgido de entre las brumas de la leyenda para ser contadas por un hombre de luengas y níveas barbas cuya mirada vacía encuentra lo que otros perdieron al otro lado del fuego, el cuentacuentos.
ResponderEliminarMuy bello.
Una pieza de relojería, Gemma.
ResponderEliminarAbrazos admirados,
PABLO GONZ
"Felicia no tenía pensado marcharse, pero al llegar la noche recogió sus cosas y puso rumbo a lo incierto" me encantó ese comienzo. Besos
ResponderEliminarVaya, regreso de las vacaciones y me encuentro con este micro presocrático. Heráclito estaría contento, Felicia nos lo desvela.
ResponderEliminarUn abrazo.
Araceli, lo incierto pone la carne de gallina siempre. Un petó
ResponderEliminarAgus, me resulta interesante tu lectura trascendente; yo no la había previsto siquiera. También me agrada que para ti la figura de Dios esté representada por un ciego. Un abrazo
Qué bien, Verdial. La intriga o el misterio tenía que venir del hecho de que el personaje actúe contra su voluntad, por una especie de imperativo vital, para que nos entendamos. Sin que ella entienda muy bien el porqué de sus actos. Otro beso
Nano, Felicia no puede dejar de comportarse como hace. O yo quiero pensarlo... Desaparecer para reaparecer, justamente. Besos
Luisa, lo has visto muy bien. Felicia arde o se consume porque no puede dejar de hacerlo. Resulta, tal como dices, una necesidad y, por tanto, una liberación. Gracias y un abrazo
Freia, el micro tiene un aire como fatalista porque efectivamente muestra el cumplimiento de un destino. Y de ahí que no haya violencia ni desgarro; más allá del vital, claro. Aunque incluso este me parece que lo asume con serenidad. Un beso enorme
Sergio, Felicia sabe que lo sabía, el viejo lo vislumbró y tú lo expresaste a las mil maravillas, jaja. Un abrazo
Josep, quería imprimirle al mismo una cierta impresión de destino, de ahí que cada línea parezca encaminarse hacia su cumplimiento. Abraçada i petó
ResponderEliminarJesus, ese regusto a cuento oriental o a fábula con moraleja, jaja. Siempre me han encantado las fábulas antiguas. Un abrazo
Susana, esa combustión lenta es producto de sus propios pasos, de ahí que carezca de violencia. Me agrada que lo hayas visto. Una abraçada
Manu, yo también la prefiero dentro del plano de la ficción, jaja. Lo celebro. Besos
Alberto, pues muchas gracias. Tal como le decía a Jesus, las fábulas tienen un nosequé de simbólico y universal que las hace memorables. Supongo que la recreación del mito del ave Fénix ha contribuido en algo.
Un beso
Pablo, está muy trabado el texto, sí. O eso procuré al menos. Qué bien que te lo parezca. Gracias y un beso
Isabel, es que su destino se cumple no sólo desde su nombre, sino desde la primera línea del texto. :-)
Muchas gracias, y un abrazo
María, Felicia vuelve otra como volvemos otros nosotros, menudo ripio por cierto. Me alegra que estés de vuelta. Y ya lo dejo. :-)
Un beso grande