..
------es una mujer
fría, impávida,
de brazos largos
y dedos finos,
-aunque ensortijados-
como de pianista
virtuosa.
...
Su mirada
frígida,
de sonrisa
apagada
y gesto
ceniciento,
ha decidido hoy
lanzarte,
furiosa,
viejas
aristas
cauterizadas
por tu cuerpo.
...
Pero nada
sirve
de nada. ¿A
qué si no
vuelven
sus dedos
de aguja,
de alfiler doliente,
a recorrer
con tacto sumo
y desánimo
cansino
esas líneas
antiguas,
de impresión
fulgente?
..
Esa virtuosa pianista del dolor... qué hermosa luce a veces. Se pinta los labios en los poemas, pero hace daño de verdad.
ResponderEliminarQuizá sus dedos vuelven sencilla y llanamente por fidelidad.
ResponderEliminarLa tristeza nos suele ser curiosa y extrañamente siempre fiel.
Qué tristeza se me queda ahora, sin etiqueta, dentro de la piel. Sólo espero, Mega, que esa visitante te traicione y que su visita sólo llegue a tu creación.
ResponderEliminarEs bellísimo el poema.
Un abrazo de dedos regordetes.
Izaskun
Mega, tan afilado tacto tiene la pianista que la trizteza frígida de su mirada acabó hasta con la imagen.
ResponderEliminarUn abrazo mudo.
Sergio Astorga
Espero no encontrarme esa mujer, solo de pensar en ella ya da cierto miedo.
ResponderEliminarSalud, República y Socialismo
Olga, yo también lo creo. A esta mujer suelo imaginármela siempre como una gran artista, inhumana y hasta un punto sádica, sí, pero de enorme talento...
ResponderEliminarQuerida Freia, resulta, en efecto, muy extraño y rematadamente curioso que se empeñe en visitarnos aun cuando no sea bienvenida nunca, pero es así. De una fidelidad pegajosa.
Izaskun, el poemilla está ahí para ponerle freno, para exorcizarla. De momento, no ha conseguido traspasar el papel (ni pienso permitírselo). Gracias por tus abrazos de dedos regordetes
Sergio, ¿puede una mujer ser bellísima y monstruosa al mismo tiempo? De tener un rostro, así me la imagino yo. Seguramente, sea lo más parecido a una mujer fatal...
Antonio, desde luego que sí. Mejor no tratarla demasiado, no vaya a ser que nos someta con su abrazo cansino.
Besos y abrazos
¿Quién, Mega, puede evitar la tristeza? ¿De qué forma extraña podría erradicarse de nuestra vida? ¿Cómo y por dónde se le entra para evitarla? Lo que ocurre es que tratamos de arrinconarla inútilmente y ella, tarca y tenaz, reaparece cuando menos lo esperamos, para advertirnos de que nunca se fue, que siempre estuvo allí, aunque a ratos se hiciera la desentendida. Buen poema, otra vez. Un abrazo, Javier.
ResponderEliminarJosé Agustín Goytisolo: "(...) Canta, ríe, baila, apuesta a no acertar, para así acostumbrarte a ese sabor amargo que se llama tristeza y que aparece siempre cuando el amor se va." Añado: Y no solo siempre cuando el amor se va, el amor puede estar y seguir muy vivo y ella, inoportuna y sin saber por qué, venir a visitarnos.
Toda una impresionante definición de la tristeza… y no deja de ser una señora artista. Un gusto estar en este espacio y leerte. Te felicito.
ResponderEliminarJavier, supongo que tienes razón: la tristeza es necesaria, aunque sólo sea para hacernos conscientes, para ensanchar los límites demasiado estrechos de nuestros sentidos; más allá incluso de que nos resulte un fastidio. Supongo, también, que es inevitable: cada cierto tiempo su llamada viene a recordarnos nuestra existencia de sombra en mitad de vacío. Abrazos
ResponderEliminarSalvador, gracias por tus palabras y por la visita. Y bienvenido.
Nunca podria yo, describir asi a la tristeza.... yo no me la imagino directamente. pero gracias a vos, hoy puedo verla...
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