jueves, 10 de diciembre de 2009

Ligereza

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Le advierto que determinada ligereza puede llegar a pinchar y a enrojecerle la piel. El brillo y la delgadez han sido siempre cualidades apreciadas, no se lo niego, pero ¿qué decir de su falta de consistencia?, ¿de su excesiva frialdad? No olvide que aun siendo una virtud en figuras de perfil vaporoso, lo ligero suele inocular en sus víctimas venenos mortales de perdición. ¡Desengáñese: aquella ninfa del vestido verde no le conviene!
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domingo, 6 de diciembre de 2009

El que ahora soy

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Y tú, ¿quién eres?
El ALMA de la montaña, me pareció que decía entre susurros de hojarasca y serpenteantes siseos de lombriz.
¿El arpa de la montaña, dices?
No, el A-L-M-A de la montaña, insistieron otros susurros semejantes, algo más graves.
¿Y en qué consiste exactamente ser el héroe de la montaña?
En convencerme un día y otro de que no hay posibilidad de entendimiento, pareció gritarme, el muy insolente.
¿Estás enfadado conmigo?, alcancé a interrogar.
Sólo por el hecho de pertenecer a tan malograda especie, remachó.
¿Y no te cansas de gruñir todo el día?, pude preguntarle aún. Pero esta vez no quiso responderme. Era como si la fuente en cuyas aguas saciaba mi sed se hubiera secado de golpe. El héroe de la montaña había decidido abrir su boca de lobo y zampárseme sin más.


Desde que habito esta gruta he desarrollado asombrosamente mi olfato y oído, al margen de que mi vista haya empeorado. Y aunque este demonio de la montaña insista en llamarme Topollillo, yo hago como si no lo oyera. Sé que un día u otro me vendrán a rescatar.

martes, 1 de diciembre de 2009

Supervivencia

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De aquella arca de Noé varada en mitad del jardín desembarcaron plantas de todas las especies, exhibiendo una lozanía envidiable. Bastaba apreciar con qué facilidad se reproducían y tomaban asiento. A nadie extrañó que los habitantes de aquel jardín fueran ganando en belleza y frondosidad. Por fin crecían satisfechos a campo abierto, a resguardo de la intemperie de otras latitudes. Y llegó el momento de hacerse oír bajo un mismo clamor: fueron aprobados derechos vegetales de diversa índole en un tiempo en que cantidades de arbusto y retama provocaban frecuentes incendios contra la oligarquía de la selva, a la sazón aliada con las peores plagas del lugar.

Cuando parecía que aquello sólo podría enderezarlo un huracán, el ser humano intervino al fin. Resuelto a catalogar la naturaleza entera, ideó encerrarla en grandes naves con paredes de cristal que permitieran la entrada de luz. A la naturaleza no le cupo más remedio que acatar la voluntad del hombre. Ya no tiene prisa ni se impacienta inútilmente: sabe que las épocas y las eras son ciclos de hoja caduca. Vive agazapada.
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sábado, 28 de noviembre de 2009

Considerando

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Si las hojas fueran cuadradas, y los tallos curvos y dóciles, los interiores de las casas estarían decorados con árboles, mientras vuelos caprichosos de mariposa surcaban el cielo del comedor, y tras doblar una esquina, se colaban en el dormitorio de nuestros hogares, empeñadas en posar sus ridículas patitas sobre el cristal esmerilado de la mesilla de noche, nerviosas como crías ante el sueño profundo que se avecinaba.

Ay,
si las hojas fueran rectangulares, e
incluso un poco apaisadas,
de un verde brillante.
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martes, 24 de noviembre de 2009

Naturaleza

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Ante todo, luz desparramándose por cada filo mientras las sombras enfilan su envés desafilado, y los brillos destellan aquí y allá, bajo un trazo previsible. Cuando la luz decaiga, impacientes verdes se abrirán paso oscuros de frío y tibieza; al tiempo que un trasfondo de recuerdos nos late por todo el cuerpo y despierta.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"