domingo, 30 de abril de 2017

Cuatrocientos cincuenta y cuatro

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En la escritura, me importa más la verdad literaria que la biográfica, aun siendo ambas fundamentales.
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sábado, 29 de abril de 2017

El abrazo

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A mi padre
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La memoria irrumpe con el reconocimiento. Reconocer es recordar, certificar, dar por cierto algo. Cerciorar(nos). Por ejemplo, ella a cortísima edad encaramada a esa inmensa escala. Y la escalera, mientras tanto, tambaleante y ultrajadora; temblona en su agarre y peldaños, desdeñosa. Parecía dispuesta a anegar con sus dientecillos de leche toda la estancia. Luego ya, un puro naufragio de gritos y pasos, de lloros y carreras a destiempo, conmigo colgada de tu cuello, contigo agarrándome fuerte para mejor escapar. Y ese abrazo como fiel recuerdo. 
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viernes, 28 de abril de 2017

Sin miramientos

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Hay miradas que son marismas de mal agüero. De pronto alguien planta la vista una mañana sincera, como si levantara un campamento en mitad del desierto, sin vacilaciones ni ventiscas, en el mismo centro de una nada oceánica donde pretende que acampe nuestro deseo. Y lo hace sin miramientos ni espejismos que valgan. Con la entereza de un oasis. Por puro desvelo.
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viernes, 21 de abril de 2017

miércoles, 19 de abril de 2017

Cuatrocientos cincuenta


Toda civilización que se precie está compuesta por una pluralidad de individuos en cordial discordia.


domingo, 16 de abril de 2017

Cuatrocientos cuarenta y nueve


La memoria irrumpe con el reconocimiento. Reconocer es recordar, certificar, dar por cierto algo. Cerciorar(nos).


viernes, 14 de abril de 2017

lunes, 3 de abril de 2017

Cuatrocientos cuarenta y seis

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La tranquilidad de no dirigirnos a ninguna parte. 
De estar confi(n)adamente perdidos.
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domingo, 2 de abril de 2017

sábado, 1 de abril de 2017

Cuatrocientos cuarenta y cuatro

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La seguridad del fracaso te libera de falsas promesas. A fin de cuentas, todo triunfo es perecedero.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"