Aquella mujer tomó conciencia de sí misma justo en el momento en que recibía por sorpresa un beso colosal. Le pareció asombroso sentir de forma tan inesperada ese calor intenso por todo el cuerpo. "¿Esto es un beso?", se preguntó sorprendida, y ya no quiso apearse nunca más de él. Consciente de que no había modo de averiguar cuándo iba a recibir otro semejante, ahora anda por las calles con la mirada escrutadora, tratando de reconocerlo por si se le presenta de frente, de reconocerse a tiempo para no perderlo, para no perderse del todo también.
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