lunes, 14 de enero de 2013

Mujer apremiada

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Aquella mujer tomó conciencia de sí misma justo en el momento en que recibía por sorpresa un beso colosal. Le pareció asombroso sentir de forma tan inesperada ese calor intenso por todo el cuerpo. "¿Esto es un beso?", se preguntó sorprendida, y ya no quiso apearse nunca más de él. Consciente de que no había modo de averiguar cuándo iba a recibir otro semejante, ahora anda por las calles con la mirada escrutadora, tratando de reconocerlo por si se le presenta de frente, de reconocerse a tiempo para no perderlo, para no perderse del todo también.
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jueves, 10 de enero de 2013

Cuarenta y siete

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El sentido del tacto nos humaniza y ensalza a un tiempo. 
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En algún momento de nuestra evolución el tacto devino en el más alto de los sentidos.
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*La foto es de Lola Valls y lleva por título "Evocación barroca".
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domingo, 6 de enero de 2013

Se me antoja de buena educación

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alzar la vista a tiempo,
ver entre brumas, 
volar con el culo al aire
de vez en cuando, 
dormir boca arriba
incluso; o bien
nadar muy seguido
para luego
ahogarse apenas sin 
disgusto, 
flotando en lo hondo 
sin penita apenas 
ni tampoco aspavientos, 
como hacen las anclas
mientras navegas entre huracanes, 
y procuras fructuosamente
arribar a ninguna costa. 
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* La imagen "Atardecer en la isleta" es de Guillermo Méndez y procede de aquí.
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viernes, 4 de enero de 2013

Ojos de vaca

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Ayer me la volví a encontrar. Bien arropadita, con los ojos muy atentos, levemente inclinada hacia atrás para que la silla pudiera sortear mejor el escalón de la calle. Yo venía de comprar el pan y sus hijos la devolvían a casa. Miraba a todas partes sin ver, como aquella vaca de mi infancia, con la vista puesta en el horizonte, más allá de tus circunstancias, mientras con ojos inertes te agujereaba. Veía sin ver porque todo lo veía. Muy probablemente también comiera ya sin comer, soñara sin apenas soñar, amara sin necesidad. Sus ojos la delataban.
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martes, 1 de enero de 2013

Cuarenta y seis

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En un mundo cabal, bastaría despedir el año sin tener que desear jamás justicia. Ni bondad. Ni paz. Ni tampoco dar cabida a deseo alguno...
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(¡Que el 2013 sea justo, bueno y apacible con todos vosotros!)
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"