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Cuando era niña le gustaba morderse los labios hasta provocarse llagas; las uñas hasta el límite mismo de rompérselas; los dedos hasta hacerlos sangrar.
Ahora que es ya mayor le gusta pintarse los labios para redefinirlos; las uñas para aumentarlas; los dedos, de negro tiznado, para devolverlos a su verdadera naturaleza de bruja piruja.
martes, 26 de febrero de 2008
jueves, 21 de febrero de 2008
Meme de las palabras raras
Maripuchi, en un despliegue de actividad insaciable (debe de ser, ahora mismo, quien más memes hace y deshace dentro de la blogosfera), me ha mandado uno de letras, curioso y divertido donde los haya. Según aclaración de Mari, «esta vez, hay que buscar en Google cinco palabras raras para ver cuántas veces aparecen en este blog. Para ello, se abre Google y se escribe “palabra site:www.misitio.com”».
Lo dicho.
Una servidora, que es muy obsesiva, ha sentido curiosidad por muchísimas palabras. Vean, vean: .
Resultados:
1. Mega: 120.
2. Micro: 12. (Lógico que se le cayera el 0)
3. Microrrelato: 131.
4. Acaso: ¡125!
.
Lo anterior me ha llevado a buscar otros sinónimos y términos parecidos, a saber:
1. Quizá: 13.
2. Quizás: 4.
3. Tal vez: 24.
4. A lo mejor: ¡42!
5. Duda: 33.
6. Incertidumbre: 1.
7. En fin: ¡80!
.
Aunque se trataba de proponer tan sólo cinco palabras raras, me he quedado enganchada buscando las voces más inverosímiles y caprichosas que mi mente, no menos caprichosa, tenía a bien recordar. Por supuesto, he sacado las conclusiones pertinentes.
.
Y como despedida: cuatro (no, cinco) más:
1. Sueño: ¡8!
2. Memoria: ¡6!
3. Olvido: ¡5!
4. Amor: 133.
5. Muerte: 21.
.
PS: Se lo paso a quien quiera recogerlo (al mundo mundial); en realidad, a todo aquel que esté dispuesto a llevarse una sorpresa (¡o un susto!)
Lo dicho.
Una servidora, que es muy obsesiva, ha sentido curiosidad por muchísimas palabras. Vean, vean: .
Resultados:
1. Mega: 120.
2. Micro: 12. (Lógico que se le cayera el 0)
3. Microrrelato: 131.
4. Acaso: ¡125!
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Lo anterior me ha llevado a buscar otros sinónimos y términos parecidos, a saber:
1. Quizá: 13.
2. Quizás: 4.
3. Tal vez: 24.
4. A lo mejor: ¡42!
5. Duda: 33.
6. Incertidumbre: 1.
7. En fin: ¡80!
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Aunque se trataba de proponer tan sólo cinco palabras raras, me he quedado enganchada buscando las voces más inverosímiles y caprichosas que mi mente, no menos caprichosa, tenía a bien recordar. Por supuesto, he sacado las conclusiones pertinentes.
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Y como despedida: cuatro (no, cinco) más:
1. Sueño: ¡8!
2. Memoria: ¡6!
3. Olvido: ¡5!
4. Amor: 133.
5. Muerte: 21.
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PS: Se lo paso a quien quiera recogerlo (al mundo mundial); en realidad, a todo aquel que esté dispuesto a llevarse una sorpresa (¡o un susto!)
sábado, 9 de febrero de 2008
El ángel de L'Orangerie
Para Juan Eduardo Zúñiga
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.Las manos un poco vueltas hacia atrás, como escondiendo la corona de laurel que seguía sujetando; los pies absolutamente humanos, y desnudos, como la mirada. Así mismo la descubrió aquella primera vez en que andaba paseando, distraído, por los jardines versallescos del Palacio de Sanssouci, en las afueras de Potsdam, liberado -al fin- de sus preocupaciones de trabajo.
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Le bastó divisarla a lo lejos para saber que nada había cambiado. Aunque la estatua seguía tan bella como siempre, no pudo evitar sentir cierta desazón ante el abandono en que se hallaba. No entendía por qué los conservadores del parque la habían descuidado tanto. De proponérselo, podrían haberle limpiado de impurezas su fina piel de bronce, su rostro y mirada melancólica. Únicamente aquel pie delicado mantenía su juventud, como si no hubiera cejado un momento en el empeño por alcanzar el suelo.
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Ya cuando estaba a punto de marcharse, pudo apreciar que las demás esculturas que rodeaban el estanque, dos a cada lado, permanecían intactas, casi relucientes en comparación con el ángel. Y entonces lo supo. Sólo el tiempo, sus estragos, se había compadecido de ellos. No era casualidad, pues, que ambos compartieran un mismo corazón envejecido. De bronce puro, por más señas.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"