. Paseando por Salzburgo, es posible ver a un tiempo, sin que a nadie se le caigan los anillos, a masas ingentes de jóvenes prisioneros de su hiperactividad gritando su alegría a quien se le ponga por delante; a japoneses y chinos avanzando como un solo ser por las callejas del casco antiguo, si bien a trompicones, y a nativos austríacos de pura cepa salir a hacer la compra o a resolver cualquier asunto vestidos de pies a cabeza con sus trajes regionales típicos. Un revoltijo en toda regla. .
. A veces un sentimiento te atrapa en su cedazo. De nada sirve entonces repensar las cosas, De nada racionalizarlas, y ya no digamos racionarlas. (Absolutamente de nada.) . .
. llorar a moco tendido; llorar y crujir de dientes. Ambas frases suelen utilizarse para dar a entender que se llora con mucho aparato y denuedo. La primera, echando mano de bastante puesta en escena; la segunda, de forma copiosa y exagerada, con un poco de punción y grandes dosis de arrepentimiento. Como harían las plañideras. A veces, asoma entre tanto lloriqueo un excéntrico que no duda en desternillarse de la risa. La impresión que resulta de semejante algarabía es descorazonante. Véase, en tales casos, lo que a uno le plazca. . .
. desternillarse de la risa. Expresión extemporánea y descorazonadora que se produce al reírse uno por todo y por nada en concreto; especialmente por lo segundo. Muy común entre gente desalmada. Véase, enseguida, llorar a moco tendido;llorar y crujir de dientes. .
. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.