La muchacha de Times Square parece dispuesta a fotografiarlo todo. Es casi seguro que lleve la tarde entera emplazada ahí, en ese espacio rebosante y luminoso, con su nosequé incontenible, sin embargo, de no-lugar. La miro y no puedo dejar de pensar en que ella misma podría estar debatiéndose, aquí y ahora, entre ese ser insidioso que aparece representado por una mujer cargada de bolsas, de presencia rotunda y fuertes convicciones capitalistas, y ese otro ser dispuesto a desaparecer, tan absorto, por el contrario; emboscado en tinta y olor a viejos periódicos revueltos, y a móviles artículos de fondo. ¿Logrará su empeño descifrarnos?
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En las antípodas de este extraño triángulo, me alzo yo, rotundo cuadrilátero, si bien con parecidas aristas y temores por todos lados.
* La foto estupenda, titulada "NYC - Times Square", es de Guillermo Méndez, de su fotoblog FugaZes.
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Es cierto lo del espacio rebosante y luminoso que, al mismo tiempo, es un no-lugar. Supongo que nos debatimos entre distintas formas de enfrentarnos a la soledad, que puede parecer invisible y, sin embargo, ahí está, a la vista de todos... Como bien dices, "parecidas aristas y temores por todos los lados".
ResponderEliminarEl otro día estaba con mi hija haciendo algunos cambios en su cuarto y me dijo: "la cama pegada a la pared, que así me protege". Nos pasamos la vida buscando una pared y nos atemoriza encontrarnos en una silla en medio de Times Square.
Un abrazo
Una atmósfera lograda como un cirujano que quiere que todo esté en su lugar antes de empezar y un final tan inquietante que el enfermo que van a operar no sabe por qué terminó en NY.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este texto, Gemma. A veces, torpeza mía, me sucede con las fotografías que no soy capaz de traspasar esa especie de distancia que hay entre el observador y lo retratado. En esta ocasión y gracias a tus palabras, consigues que uno aparezca en el cuadro, y que se convierta en un personaje más, participando de la acción. Una sensación increíble. Enhorabuena.
ResponderEliminarAbrazos.
Bueno, confío en que tus temores, nuestros temores, sean más humanos que el de ese "ser insidioso" (perfecta descripción) que aguantará un picor de espalda sin rascarse, no vaya a soltar una bolsa y que se la roben.
ResponderEliminarSupongo que será una ciudad estupenda para los que habitan los diminutos nodos creativos, pero el único acto de piedad es el de la insitución que ha dejado allí unas sillas. Lo demás, no deja asidero.
María, en todo esto debe de haber -me imagino- algún tipo de reacción ancestral: me refiero al miedo o temor congénito que mostramos a estar expuestos ante los otros, indefensos pese a las bolsas, cámaras, periódicos y demás cachivaches...
ResponderEliminarMejor tener cerca una pared que nos sostenga. Estoy de acuerdo con tu hija. Y contigo, por descontado. :-)
Un abrazo muy fuerte!
Daniel Esteban, NYC tiene un nosequé de decorado internacional que lo vuelve, paradójicamente si quieres, el no-lugar por excelencia. Creo que eso ocurre sobre todo cuando la cultura se convierte, y pervierte, en mero decorado de circo. Algo de lo que en Barcelona sabemos mucho...
Otro abrazo
Agus, la cuarta pared teatral que es el público aparecería representada aquí, en este texto, por el cuadrilátero que abre el narrador, proyectando hacia ese nuevo ángulo o punto de vista los diversos sentidos contenidos en la foto. Muchas gracias una vez más. Besos
Nano, estoy de acuerdo. El decorado no podía ser más de cine, de cartón piedra por tanto.
Un beso
PS: Una quisiera estar en las antípodas de todo este escenario, qué duda cabe. Estoy segura, de todos modos, de que siempre habrá alguien que lo esté en mayor medida que yo, y de ahí que el narrador hable como hace: sin certidumbres, aunque tenga por supuesto sus convicciones...
ResponderEliminarLos 'no lugares' nos están invadiendo. Y casi no nos da tiempo de sentarnos, para ver 'cómo pasa todo'.
ResponderEliminarEncantada estoy tanto con el texto como con la fotografía.
Un abrazo!
La fotografía puede ser una excelente herramienta para rescatar los "no lugares", los "no instantes" que configuran la irreal realidad y devolverles un cierto contorno, una levísima presencia muy parecida a la ternura.
ResponderEliminarDetener lo que casi no era para que vuelva a ser.
Un petó sense por.
Gemma, tal vez si las antípodas se tocaran, los escenarios perderían vitalidad, es decir, contradicción.
ResponderEliminarEl ser espectador es estar en la no acción o en la acción de mirar y nunca estará en al hacer por eso la literatura duele, porque tratas de compaginar las antípodas.
Abrazo coreográfico.
Sergio Astorga
Todos miramos el mundo desde las antípodas. A veces, si tenemos suerte, conseguimos tocarlo.
ResponderEliminarAbrazos.
Verónica, pues es verdad: la invasión de los no-lugares ha empezado. :-)
ResponderEliminarSálvese quien pueda...
Un beso
Josep, supongo que los no-lugares existen como una expresión más de la realidad, la cual contendría pese a sí misma todo lo irreal, y oscuro... (Me parece muy interesante tu reflexión acerca de que la fotografía "categoriza" los no-lugares, convirtiéndolos de inmediato en una manifestación nueva de esa misma realidad.) Una abraçada
Sergio, para ver es preciso contar con cierta distancia. Aunque sea preferible no alejarse tampoco demasiado si se aspira a seguir comprendiendo. Abrazos
Alberto, creo que es muy cierta tu reflexión. La verdadera realidad compartida es el propio extrañamiento. Un beso
Reconozco que no he entrado lo suficiente en la literatura poética. Pero también sé que a través de tus textos me voy aproximando a ella. Para empezar me doy cuenta de lo bien que me cae encontrar un texto tan rico en términos. Me da gusto estar ahí, lo mismo que cuando voy a una librería o una biblioteca y me quedo quieto un rato para "verme rodeado por literatura".
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,
PABLO GONZ
Muchas gracias, Pablo. Lo cierto es que aspiro a llegar a la narración a través de una prosa más o menos poética, puesta al servicio del relato.
ResponderEliminarCelebro que te agrade.
Un abrazo fuerte para ti también