La muda de un árbol acontece tan despacio, tan deprisa, como crece la sed fiera de una fuente que temiera secarse de pronto, al cabo de un siglo escaso.
Un día brota de su raíz espumosa una madonna santa con halo de sirena, dispuesta a envolvernos las vísceras de arrobo y fronda.
No hay consuelo entonces para ese oxidarse bien adentro, exudándolo por fuera, de nuestras formas ansiosas. En su seno ceñido quiere la semilla ser niño presurosa, abrazar la eterna espera de la forma que nos nace y explosiona.
* La bella imagen procede de Isabel María González, de la serie "La naturaleza insiste; nosotros, también", publicada en Facebook.
Me gustan los pies de esta foto.
ResponderEliminar¡Esplendor en la hierba! Primavera que explota. Me gustó mucho.
ResponderEliminarMil besos.
Gemma, el árbol muda y su mudanza es muda pero también emerge de su corteza la forma muda de las apariciones.
ResponderEliminarUn siglo apenas rescatado.
La muda del árbol, doble hélice de significados.
Abrazos mudados.
Sergio Astorga
De nuevo Gemma, incides en el paso del tiempo. En su contradicción, a veces tan lento, a veces tan rápido. Me gusta mucho la huella de estos estragos, de esta violencia sutil que lo arrastra todo, que nos arrastra. Qué te voy a decir de la prosa, magnífica, como siempre.
ResponderEliminarAbrazos.
Bonita imagen fotográfica y mejor imagen poética.
ResponderEliminarAbrazos
Eres un descarado, que se te ve todo (le dirá su árbol compañero).
ResponderEliminarDespués de leerte, imagino un árbol cambiando la corteza desde dentro y hacia adentro. Desechando lo gastado y acogiendo a lo que nace, lo que resurge. Y esperar, esperar siempre a lo que esté por nacer.
ResponderEliminarBellísimo texto que hace pensar cada vez que lo releo.
Saludos
Gemma, debo confesar que a veces te leo y no comento porque mis comentarios quedan pequeñísimos al lado de tu prosa. Me encantó la mezcla asombro entre lo antiguo y lo nuevo y la comparación con nuestro óxido interior. Olé guapa,
ResponderEliminary muchos besos
De estas, y otras, herrumbres, tus palabras, las cerezas, la luz que vocifera la tormenta y el recuerdo del primer o segundo beso.
ResponderEliminarY es nque sin óxido, sólo nos quedaría la sonrisa de Berlusconi.
Un petó gens oxidat.
Asomada hacia dentro, reflexiva y atenta. Poética. Así es como germinan las yemas de tu prosa. Como esta...
ResponderEliminarSiempre, Gemma, un lugar para la poesía.
ResponderEliminarAbrazos fuertes,
PABLO GONZ
Isabel, a mí me gustó la foto. :-)
ResponderEliminarGracias por cedérmela. Abrazos
Lola, jaja, lo celebro. Otro para ti
Sergio, qué haría yo sin tus perlas aforísticas: "el árbol muda y su mudanza es muda pero también emerge de su corteza la forma muda de las apariciones" y luego "La muda del árbol, doble hélice de significados.". :-) (¡Me encanta!)
Un abrazo 100%
Agus, la muda del árbol tiene ese resto de resaca difícil de sobrellevar. A cada muda, vamos perdiéndonos, o multiplicándonos, según sea percibido por un talante pesimista u optimista... Besos y gracias
Gracias, Susana. Un beso
Jajaja, Nano. Esta sí que no me la esperaba. Un beso!
Ada buena, muchas gracias. Tus palabras me alegran.
Rocío, no te creas que estoy muy segura de estos textos cuando los publico. Ellos mismos son fruto de un tanteo, los escribo con muchas inseguridades por tanto. Por eso celebro que os gusten, cuando lo hacen. Un besazo!
Jaja, Josep, esa pirueta extraña con remate en la figura misma de Berlusconi me tiene totalmente asombrada. A eso llamo yo saber levantar metáforas... :-D
Molts pe tons
Alberto, shhhhh!, no me vayas a descubrir...! Un beso :-)
Pablo, la búsqueda del lenguaje es para mí siempre una búsqueda poética. Y de ahí. :-) Muchas gracias por tus palabras y un gran abrazo
ResponderEliminar(Acabo de moderar tu comentario ahora mismo, que no había visto. Mis disculpas).
Pues, Gemma, miro que lo pienso, pero tengo poco que decir, aparte de que me encanta... Es una delicia para saborear lentamente, o rápidamente.
ResponderEliminarAbrazos.
Mudas necesarias que nacen desde dentro. Eso es que el árbol está vivo, como tus letras.
ResponderEliminarKisses.
David, haces bien. :-) El poema parece discurrir entre dos metáforas en torno al paso del tiempo: la de la muda del árbol propiamente dicha, y la del agua que corre a la manera de Heráclito. Lo novedoso de él sería solo la vinculación que se establece entre ambas, entremezclándose para poder mejor significar. Un abrazo
ResponderEliminarOlga, jaja. Cómo me gustan las tuyas. :-) Un besazo, sister, y muchas gracias
Me ha gustado una vez más cómo utilizas el lenguaje, sin complejos a la hora de adornarlo. Esa muda de los árboles me ha hecho pensar en las anillas que rodean el tronco. Quizá si a nosotros nos serraran también se verían anillas de piel. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Manu. El árbol se despoja mientras yo me dedico a pulir (y adornar, como bien dices) el texto.
ResponderEliminarParadojas. :-)
Un gran abrazo