sábado, 29 de enero de 2011

La mentira del horizonte

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Hay gente que realmente cree que el horizonte existe, sin caer en la cuenta de que sólo el sol lo conoce, sólo los pájaros lo intuyen, sólo los gatos lo recorren. Sin esfuerzo aparente, les basta ponerse, echar a volar o saltar por los aires una mañana cualquiera para abarcarlo con sus rayos de patas aladas. Luego, de hecho, ya no saben hacer otra cosa que intentar repetir esa misma conquista una y otra vez, dando vueltas sobre su propio eje, soberbios y satisfechos de sí; convencidos de que, con sus enseñanzas, lograremos traspasar su línea al llegar a viejos.

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* La foto es de Josep Vilaplana, autor de la bitácora La cua del diable.
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19 comentarios:

  1. No, no existe, siempre que puse la yema de mis dedos en esa línea divisoria entre mar y cielo, nunca lo alcancé ;)
    Besos, Mega.

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  2. Un placer, sólo equiparable a la ilusión que me hace, el ver aparecer, en esta bitácora de encajes y maravillas, las cosas de ese instante que, en una fría tarde de diciembre, tuve la suerte de que apareciera para contarme, para contaros, su pequeña e irrepetible historia.
    Muchas gracias, Gemma, por darle precisas y preciosas palabras a esa propuesta que la luz me hizo.

    Petons.

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  3. El horizonte existe gemma. Como el infinito, como el universo, porque sin ellos ...

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  4. Me gusta este texto porque todo él,creo yo, es una metáfora. Bueno incluso varias.
    Para mí ese horizonte es la muerte, la vida esa carretera, ese camino, esa línea del mar desde la que siempre queda tan lejos el horizonte. También los sueños, lo inalcanzable...y esos animales de quienes debemos aprender...

    Me sugiere tantas cosas, es una delicia el texto.

    Un abrazo

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  5. Hay gente para todo ya sabes; hasta los hay que se creen que es para ellos lo que es para los soles, los pájaros y los gatos. Tú misma lo dices. Quizá al final; si se fijan bien (y se están muy quietos el tiempo suficiente).

    Me gustó la foto con su texto, y me gusta otra vez con tu variación.

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  6. Sí existe pero nos está negado, basta acercarnos para que se aleje. Es como el final: ahí nunca estaremos.

    Solo los pájaros lo intuyen, solo los gatos lo recorren. Sin esfuerzo aparente...

    Qué bonito, sister.

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  7. Siempre me ha intrigado esa línea. Una línea que se aleja cuando la perseguimos. Quizás no exista, quizás esté detrás nuestro. Como dice Rosana, es una metáfora espléndida Gemma. Escurridiza como tu dices, poética.

    Abrazos.

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  8. No todo lo conoce y abarca el hombre, siempre tan crecido en su superioridad. Muy bueno.

    Besos con sol y horizonte.

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  9. Zarzamora, a mí me parece que los animales no racionales -a los que presumiblemente no pertenecemos-, y con ellos la naturaleza toda, han hecho gala siempre de un saber estar que el hombre no posee ni por asomo. Como si discurriéramos por dimensiones distintas.
    Un abrazo

    Josep, me gustó mucho tu texto y esa "mentira del horizonte" se quedó ahí como un eco, en mi cabeza. En cierto modo, esta sección llamada Viñetas me sirve para dialogar con textos e imágenes ajenos, pero que -aun así- siento de modo profundo como cercanos. Celebro que te agrade mi propuesta. Petons

    Aroa, pues a mí me ocurre que con los años sólo creo en lo que tengo más cerca. Quiero decirte con ello que sólo puedo imaginar un horizonte hecho a mi medida. El otro, en caso de existir, de tan grande y lejano se me ha vuelto poco a poco extraño. Como si fuera mentira, engañoso. Un beso

    Rosana, qué bien. Me alegra mucho que te sugiera cosas. Me agrada tu lectura porque acaso el texto permita ser leído como planteas. Sea como fuere, la sabiduría de los viejos, como la de los niños, es la que me vale. No creen en imposibles, saben diferenciar perfectamente -como los animales, como la naturaleza- lo posible o realizable, lo deseable por tanto, de lo irreal, o engañoso. Por descontado, los sueños también son susceptibles de clasificarse en ambas categorías.
    Abrazos

    Nano, "estar en su sitio", exactamente, de eso precisamente se trata. Yo tengo para mí que todo lo que no nos es dado con naturalidad, es un querer engañarse absurdamente. Me cansan los sueños vanos. Será eso.
    Un besazo

    Olga, es que ahí -creo- que está el meollo del asunto: anhelar cuanto se desee siempre que sea humanamente alcanzable. De lo contrario, a mí me parece que ese anhelo caprichoso corre el peligro de quedar reducido a la más burda -e impulsiva- ansiedad. Un besazo

    Agus, empiezo a creer que a lo mejor se aleja porque no nos ha llegado el momento de alcanzarla. Los viejos, en cambio, parecen haber adquirido esa conformidad de forma natural; por eso digo que solo a ellos les corresponde cruzar la línea del horizonte. Nos pierde -como nunca- la ansiedad y el deseo sin medida. Creo que ese es nuestro mal presente. Otro abrazo

    Lola, no quiero añadir nada más porque estoy absolutamente de acuerdo contigo. Besos

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  10. El horizonte es mañana, aquello que vigila lo que no hemos de ver porque aún no ha ocurrido. Los pájaros, los gatos, lo saben y les gusta reírse de nosotros, tan inteligentes que nos creemos para otras cosas.

    Muy, pero que muy sugerente, Gemma.

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  11. Gemma, el horizonte como concepto de la inmovilidad me fascina. El horizonte no puede ser penetrado porque se diluye. El sol lo ilumina, los pájaros revolotean y el gato lo recorre en su fijeza.

    Bella viñeta: horizontal y hierática.

    Abrazo inmóvil.
    Sergio Astorga

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  12. Bella la foto y las palabras también.
    Hay que conquistar el horizonte. Aunque sea solo mientras lo observamos.

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  13. Un texto de ésos para pensar un rato a gusto.
    Los gatos lo recorren, pero están a este lado, y los pájaros. ¿Por qué habríamos de querer saber lo que hay al otro lado? ¿O es que hay otros gatos y otro pájaros al otro lado? Tal vez van hasta el límite y allí tropiezan con la cremallera...
    Saludos
    Gabriel

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  14. El horizonte es lo que nunca hay que dejar de ver.
    Besos, Gemma.

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  15. Qué bonito texto, Gemma. Perseguir el horizonte es como perseguir un concepto o una metáfora, porque en realidad solo existe en la mente de los humanos, un concepto, pero bonito concepto. Un abrazo.

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  16. Jesus, desde luego ese mañana resulta mucho más abarcable, qué duda cabe. Besos, y gracias

    Sergio, creo que hay algo de eso mismo que dices, pues unas veces se diluye, y otras se aleja o escapa. El horizonte es el deseo mismo, ese ansia desaforada por lograr, por ser, por alcanzar... Es bueno tenerlo claro para no llevarnos a engaño.
    Un besote

    Tienes razón, Veronica: observar, atisbar, ya es -en sí- un modo de conquista, qué duda cabe... Besos

    Gabriel, los animales y la naturaleza toda son el horizonte. Ellos sí que habitan el otro lado. Los humanos, intuyéndolo acaso, hemos optado por someterlos, en lugar de aprender de su sabiduría discreta. Un abrazo, y gracias

    Torcuato, yo creo que no hacemos más que ver horizontes por todas partes, de infinitos tamaños, colores y tipos, hasta el punto de haber empachado con ellos nuestros sentidos, la percepción misma de la realidad. Hemos conquistado -presuntamente- la naturaleza externa, sin que por ello hayamos hecho lo mismo con la nuestra.
    Un abrazo

    Manu, eso de perseguir horizontes resulta, hasta cierto punto, una entelequia. Yo prefiero que el horizonte me persiga a mí. :-)
    Un abrazo

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  17. La belleza está precisamente en lo inabarcable. Muy bueno. Por cierto, gracias por tu comentario en el blog de Agus. Un abrazo.

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  18. Yo una vez definí al cielo y al mar como el cartabón del horizonte, este texto me ha recordado un poco a esa mirada que fijé yo en aquel momento, esperando algo finito en lo infinito. Tu bucle me ha gustado mucho, con cierto tinte lírico. Un abrazo.

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  19. Agustín, yo también lo creo. Gracias por tu comentario y un abrazo

    Maite, lo celebro. Lo del horizonte es pura apariencia. El espejismo más engañoso quizá. Un abrazo y bienvenida

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"