lunes, 27 de octubre de 2008

Pereza

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pereza
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(Del lat. pigritĭa).
1. f. Negligencia, tedio o descuido en las cosas a que estamos obligados.
2. f. Flojedad, descuido o tardanza en las acciones o movimientos.
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Fuente: DRAE (2001)
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Le bastó levantar la vista para verlo. Inmenso, descomunal y poderoso, magnífico. Aquella era la mejor hora para contemplarlo. Apenas se acercaba el momento, todo lo demás dejaba de interesarle. No había urgencia ni prisa capaz de distraerlo. En apariencia, le gustaba perder el tiempo pero no se trataba de eso. Llegada la hora, lo dejaba todo y se iba al parque para sentarse en el mismo banco del día anterior, si se encontraba libre. Luego, sacaba del bolsillo del pantalón unos prismáticos y los enfocaba. Y se quedaba quieto, petrificado. Podía quedarse así horas enteras. Él decía que le gustaba observar con atención, como lo haría un entomólogo, el leve deslizarse de las horas, que en ocasiones le había parecido apreciar el compás sincopado de los minutos hilvanándose en nubes cambiantes, hasta deshilacharse al cabo de puro algodón; que le fascinaba ver pasar el correr perezoso del tiempo. Eso era todo.
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jueves, 23 de octubre de 2008

Lujuria

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lujuria.(Del lat. luxurĭa).1. f. Vicio consistente en el uso ilícito o en el apetito desordenado de los deleites carnales.2. f. Exceso o demasía en algunas cosas...Fuente: DRAE (2001)
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Y de pronto, aquel pinchazo en los pulmones, tal vez junto al corazón. Y la certeza de haberla visto asomarse apenas un segundo por encima de la barandilla, su mismo rostro ovalado, su graciosa figura, para luego verla desaparecer. Y desearla.
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Saberlo y querer alcanzarla de pronto para que sepa al menos que la viste, que la reconociste entre la multitud con sólo echar un vistazo, que serías capaz de reconocerla entre mil multitudes sin vacilar. Y, enseguida, perderla.
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Verla desaparecer entre la marea y el desdén de una multitud imperturbable mientras tu deseo aguarda todavía. Perderla una vez más entre la gente, mientras ese oleaje de dolor que te resistes a acatar te riega el corazón y te inunda los pulmones, dispuesto a embestirte cuantas veces haga falta para que aprendas de una vez por todas que seguirás deseándola en su ausencia. Como el ahogado que en realidad eres.
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martes, 21 de octubre de 2008

Frases malabares, 3

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I.

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La literatura no puede reflejar todo lo negro de la vida. La razón principal es que la Literatura escoge y la vida no escoge.
Pío BAROJA
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Ningún hombre es feliz a menos que crea serlo.
Publilio SIRIO
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El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad.
Ludwig van BEETHOVEN
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A veces también el silencio es una opinión.
Anónimo
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Qué poco cuesta construir castillos en el aire y qué cara es su destrucción.
François MAURIAC
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Los hombres de acción, si tuvieran sensibilidad, no serían hombres de acción. No podrían hacer nada. La sensibilidad es el disolvente de la acción.
José Martínez Ruiz, alias AZORÍN
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El que se adelanta a confesar el defecto propio, cierra la boca a los demás.
Baltasar GRACIÁN

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II.

Ningún hombre es feliz. A menos que crea serlo, la vida no escoge la bondad: es el disolvente de la acción. Los hombres de acción, si tuvieran sensibilidad, no podrían hacer nada. No serían. Los hombres de acción cierran la boca a los demás. A veces también el silencio es una opinión. El único símbolo de superioridad que conozco es la sensibilidad. ¡Y qué poco cuesta construir castillos en el aire! La literatura puede reflejar todo lo negro de la vida. La razón principal es que la Literatura no escoge. ¡Y qué cara es la destrucción del que se adelanta a confesar el defecto propio!
MICROmegas
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III. Y un poema
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"La razón principal"
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Ningún hombre,
a menos que se crea feliz,
escoge la bondad.
No podría hacer nada.
No sería.
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En silencio,
cierra la boca
a los demás
como símbolo de superioridad;
prefiere
destruir castillos
de vida
en el aire.
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Y sólo a veces,
la sensibilidad justa
para mostrar
todo lo negro,
y confesar el
defecto propio.
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Y qué cara es la Literatura!)
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"