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I.
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I.
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La literatura no puede reflejar todo lo negro de la vida. La razón principal es que la Literatura escoge y la vida no escoge.
Pío BAROJA
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Ningún hombre es feliz a menos que crea serlo.
Publilio SIRIO
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El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad.
Ludwig van BEETHOVEN
.A veces también el silencio es una opinión.
Anónimo
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Qué poco cuesta construir castillos en el aire y qué cara es su destrucción.
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Qué poco cuesta construir castillos en el aire y qué cara es su destrucción.
François MAURIAC
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Los hombres de acción, si tuvieran sensibilidad, no serían hombres de acción. No podrían hacer nada. La sensibilidad es el disolvente de la acción.
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Los hombres de acción, si tuvieran sensibilidad, no serían hombres de acción. No podrían hacer nada. La sensibilidad es el disolvente de la acción.
José Martínez Ruiz, alias AZORÍN
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El que se adelanta a confesar el defecto propio, cierra la boca a los demás.
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El que se adelanta a confesar el defecto propio, cierra la boca a los demás.
Baltasar GRACIÁN
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II.
Ningún hombre es feliz. A menos que crea serlo, la vida no escoge la bondad: es el disolvente de la acción. Los hombres de acción, si tuvieran sensibilidad, no podrían hacer nada. No serían. Los hombres de acción cierran la boca a los demás. A veces también el silencio es una opinión. El único símbolo de superioridad que conozco es la sensibilidad. ¡Y qué poco cuesta construir castillos en el aire! La literatura puede reflejar todo lo negro de la vida. La razón principal es que la Literatura no escoge. ¡Y qué cara es la destrucción del que se adelanta a confesar el defecto propio!
MICROmegas
MICROmegas
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III. Y un poema
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III. Y un poema
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"La razón principal"
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Ningún hombre,
Ningún hombre,
a menos que se crea feliz,
escoge la bondad.
No podría hacer nada.
No sería.
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En silencio,
cierra la boca
a los demás
como símbolo de superioridad;
prefiere
destruir castillos
de vida
en el aire.
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Y sólo a veces,
la sensibilidad justa
para mostrar
todo lo negro,
y confesar el
defecto propio.
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(¡Y qué cara es la Literatura!)
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Te veo, cual Ferrá Adrià de los relatos mínimos, deconstruyendo frases y proverbios de sabores infinitos. Ten cuidado: este inacabable menú puede llegar a ser tremendamente adictivo.
ResponderEliminarEnsamblar, unir, cotejar, renombrar es un interesantísimo juego literario.
ResponderEliminarTendríamos que revisr los procedimientos Dadá y reavivarlos.
Claro, siempre existe el riego de la frivolidad, para esoexiste la autocrítica.
Abrazo en trazos.
Sergio Astorga
Fascinante memoria, la tuya. Adictiva como soy me veo leyéndote a diario. Gracias por entrar a verme.
ResponderEliminarUn beso batido de historias.
Izaskun
Impecable, Mega Malabar...
ResponderEliminarBon dia...
Manuel, tan adictivo como la sección de citas de tu blog del que se alimentan estos juegos, como habrás averiguado ya. ;-)
ResponderEliminarSergio, efectivamente, en cierto sentido estos juegos participarían del automatismo vanguardista. En cuanto a la frivolidad, creo que se trata de una tentación de la que no hay que abusar demasiado, sólo lo justo. ;-)
Izaskun, gracias a ti por ir y venir con historias (aunque ya te adelanto que, en realidad, tengo muy mala memoria. Lo del título del blog es para disimular, jaja.)
Joseba, me gustaría que la combinación de unas pocas palabras, frases y sentidos funcionara en estos juegos como la métrica en un soneto. ;-P
Abrazos malabares
Muda me has dejado!
ResponderEliminarme han gustado mucho tus malabares mega... es raro, tan cerca y nunca te había visitado.
ResponderEliminarUn beso
Veraderamente eres una maga construyendo nuevas interpretaciones, nuevos sentidos. Cuánto me gusta. Saludos cordiales.
ResponderEliminarIka, ¡pues vaya! Espero que recuperes el habla pronto. ;-P
ResponderEliminarSeñor-ina, hola y bienvenida. Suele pasar, somos tantos en la blogocosa...
Isabel, celebro que te gusten los juegos. Siempre que reúno unas cuantas citas, me entra el gusanillo de descomponerlas y mezclarlas como si fueran fichas de dominó. Nunca sé qué va a dar de sí la cosa. ;-)
Saludos cordiales a las tres
He releído una vez más el texto. Y me quedo con el poema, que es soberbio.
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