con su visión de las cosas más pequeñas;
el deseo de equilibrio, personal y colectivo,
o tu natural aquiescencia cuando todo
yace en calma, sin atributos ni disensiones vanas;
a fin de cuentas, esta imagen sola también fuiste tú:
con esas ansias de libertad que surcaban horizontes,
y esa claridad de líneas y colores planos,
o la ausencia casi total de perspectiva
si no fuera porque el sol nos asombra siempre
hasta vaciarnos de aristas;
de igual modo, algún día, esta imagen solitaria también serás tú:
y ese banco que ves ahora permanece a la espera
de que sigas volviendo mañana y pasado mañana,
a las horas convenidas, para que el sol siga cayendo de plano a plomo,
alumbrando con sus rayos plomizos todas las esquinas.