Hermoso, Gemma, como siempre. Me recuerda a un texto de Pérez Estrada que dice "El pulcro procura que su sombra no se arrastre excesivamente, que no se ensucie y que nadie la pise". Un abrazo.
Segunda versión, a escoger, como siempre: "¿Alcanzarán unos pies extraños a rematar mi sombra informe, hasta uniformarla?" Sea como fuere, ambas guardarían el mismo sentido.
No sabes cómo me agrada, estimado Javier, que saques a colación a Rafael Pérez Estrada. Un fuerte abrazo
Agus, en este caso la sombra formaría parte del personaje en mayor medida que sus mismos pies, y de ahí la sensación resultante de extrañamiento. También cabría leer esos pies como ajenos, de donde la propia sombra resultaría amenazada... Esta última lectura coincidiría, creo, con la de Javier. Celebro que te guste. Un beso
Manu, estupendo este Jalil Jibrán, al que no conocía. Un abrazo fuerte
No podrían Gemma, no. Si te sobra o falta un trozo no uniformarás tu sombra hasta que lo recuperes, lo sabías ¿verdad? Puedes aprovechar los pies extraños para hacer sombras chinescas o puedes pedirle al dueño legítimo que baile contigo mientras te recuperas ;-) Precioso Gemma, tanto en tan poquito. Un abrazo
Lo extraño nos pertenece, Verdial. Estamos de acuerdo. Lo que ya no tengo tan claro es que esos pies del texto sean los míos, en lugar de los de mi personaje. Por decirte, ni siquiera sé si siguen siendo míos esos pies que aparecen en la foto... Mía, claro. :-))
Rocío, ay, madre. ¿Cómo no van a poder unos pies extraños, aunque muy suyos, uniformizar lo informe si ellos mismos comparten esa uniformidad, como bien indica el título? (Ji) Así que según tú a la sombra le faltaría un trozo... Podría ser... Aunque tal vez a esos pies les falte solo que la sombra los adopte como suyos para poder ponerse a bailar... Y hasta dar alguna zapateta :-D Besos
Me gusta el hiperbreve por la cantidad de vías de escape que deja abiertas a la interpretación. Pero además me encanta la etiqueta "qué se yo" que lo complementa perfectamente.
Me imagino a tú/mí/esa sombra con un encogimiento de hombros de perplejidad...
Darle forma a una sombra y uniformar al poseedor de la sombra a través de esos pies que producen extrañamiento...¡Uf!, creo que me metí en un bucle. Me gustó, simplemente me gustó.
Josep, si no se deja convencer motu propio, la puedes persuadir con una linterna... :-))) En plena oscuridad ya sabes que las sombras se crecen... Petons
Lola, por un instante quise creer que esos pies no eran míos, sino de la sombra que mi persona proyectaba hasta cobrar forma de personaje... Lo que vendría a zanjar este galimatías... :-) Un abrazo
. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.
Hermoso, Gemma, como siempre. Me recuerda a un texto de Pérez Estrada que dice "El pulcro procura que su sombra no se arrastre excesivamente, que no se ensucie y que nadie la pise". Un abrazo.
ResponderEliminarSegunda versión, a escoger, como siempre:
ResponderEliminar"¿Alcanzarán unos pies extraños a rematar mi sombra informe, hasta uniformarla?"
Sea como fuere, ambas guardarían el mismo sentido.
No sabes cómo me agrada, estimado Javier, que saques a colación a Rafael Pérez Estrada.
Un fuerte abrazo
Creo que la economía de tus palabras no coincide con la amplitud del punto de fuga que deslizas. Genial y precioso, como dice Javier.
ResponderEliminarAbrazos,
La sombra es un elemento tan lírico, que funciona casi siempre. A mí me ha recordado a un cuento de Jalil Jibrán. Un abrazo.
ResponderEliminarAgus, en este caso la sombra formaría parte del personaje en mayor medida que sus mismos pies, y de ahí la sensación resultante de extrañamiento. También cabría leer esos pies como ajenos, de donde la propia sombra resultaría amenazada... Esta última lectura coincidiría, creo, con la de Javier. Celebro que te guste. Un beso
ResponderEliminarManu, estupendo este Jalil Jibrán, al que no conocía. Un abrazo fuerte
Siempre seguirían siendo tus pies.
ResponderEliminarUn abrazo
No podrían Gemma, no. Si te sobra o falta un trozo no uniformarás tu sombra hasta que lo recuperes, lo sabías ¿verdad? Puedes aprovechar los pies extraños para hacer sombras chinescas o puedes pedirle al dueño legítimo que baile contigo mientras te recuperas ;-)
ResponderEliminarPrecioso Gemma, tanto en tan poquito.
Un abrazo
Lo extraño nos pertenece, Verdial. Estamos de acuerdo. Lo que ya no tengo tan claro es que esos pies del texto sean los míos, en lugar de los de mi personaje. Por decirte, ni siquiera sé si siguen siendo míos esos pies que aparecen en la foto... Mía, claro. :-))
ResponderEliminarRocío, ay, madre. ¿Cómo no van a poder unos pies extraños, aunque muy suyos, uniformizar lo informe si ellos mismos comparten esa uniformidad, como bien indica el título? (Ji) Así que según tú a la sombra le faltaría un trozo... Podría ser... Aunque tal vez a esos pies les falte solo que la sombra los adopte como suyos para poder ponerse a bailar... Y hasta dar alguna zapateta :-D
Besos
Me gusta el hiperbreve por la cantidad de vías de escape que deja abiertas a la interpretación. Pero además me encanta la etiqueta "qué se yo" que lo complementa perfectamente.
ResponderEliminarMe imagino a tú/mí/esa sombra con un encogimiento de hombros de perplejidad...
Un abrazo muy qué se yo
Celebro que te lo parezca. El texto pretendía ser por lo menos tan escurridizo como sombra sin zapatos.
ResponderEliminar:-))
Un abrazo, Rosana
(Esa etiqueta me ha sacado de más de un apuro...)
Conozco una sombra sólo sombra que le encantaría andar un rato contigo, Gemma, para leerte, paso a paso, con el debido silencio.
ResponderEliminarTe aviso si la convenzo.
Un petó lluminós.
Darle forma a una sombra y uniformar al poseedor de la sombra a través de esos pies que producen extrañamiento...¡Uf!, creo que me metí en un bucle.
ResponderEliminarMe gustó, simplemente me gustó.
Besos con buena sombra.
Josep, si no se deja convencer motu propio, la puedes persuadir con una linterna... :-)))
ResponderEliminarEn plena oscuridad ya sabes que las sombras se crecen...
Petons
Lola, por un instante quise creer que esos pies no eran míos, sino de la sombra que mi persona proyectaba hasta cobrar forma de personaje... Lo que vendría a zanjar este galimatías... :-)
Un abrazo
Extraño... Muy extraño. No sé si decantarme por la alienación, o por el deseo de bailar un tango.
ResponderEliminarAlberto, jaja. Mejor lo del tango. Digo yo. Abrazos
ResponderEliminar