La promesa
Enfurruñada, se
ha encerrado en su habitación de un portazo. Afuera la lluvia cae con furia,
pero ella lo tiene decidido: no volverá a salir jamás de su cuarto; lo que
necesariamente implica dejar de hablar, de comer e incluso de dormir.
Una cortina de agua cae inconsolable por la ventana pero, al
cabo, se detiene también. Aunque solo se haya asomado un ratito de nada, le ha
parecido ver pasar la vida por delante. Le importa tres pepinos:
Tampoco piensa hablarle.
.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Más chula que un ocho. Pero... cuando el solecito se asome... Cambiará, ¿no? Primero dos ratitos, tres...
ResponderEliminarEl que se enfurruña quiere que le quieran pero no lo sabe querer; en realidad no hay de que preocuparse, aunque haya decidido no hablarle a la vida, esta no callará ni a la de tres…
ResponderEliminarComo siempre Gemma, leerte es una pura delicia.
"Aunque solo se haya asomado un ratito de nada, le ha parecido ver pasar la vida impertérrita por delante". Genial. Desvela todo el conflicto. Ahí está el juego, el quiero y el puedo.
ResponderEliminarSaludos
Las decisiones tomadas en un arrebato... Yo creo que de lo primero de lo que se arrepentirá será de lo de dejar de dormir.
ResponderEliminarUn beso
Nano, hay que ver, ya me desenmascaraste... Mecachis.
ResponderEliminarComo siempre, un besón
Josep, ni tampoco admitir... Para mí, los que viven "enfurruñados" son unos inadaptados, unos inconformistas natos; por eso me caen simpáticos. Otro besón
Agus, hay que negociar con la vida lo queramos o no. Por suerte, eso lo aprendemos ya desde que somos unos críos... Sé bienvenido.
Un abrazo
María, jajaja. Seguro que sí. Y menos mal que no le dio en ese mismo arrebato por dejar de respirar... Más besos
Gemma, el capricho o el berrinche a veces se encuentra en la frontera de decisiones capitales. Es difícil darnos cuenta cuando estamos adentro y vemos llover o nos llueve. La promesa es dual como bien lo planteas, rabieta o convicción. A saber.
ResponderEliminarAbrazo civil.
Sergio Astorga
Hola Gemma:
ResponderEliminarEn principio es sólo una promesa, una mala promesa, porque viene precedida de ese "efurrunamiento". La ofuscasión contiene también todos los términos de la promesa, lo cual significa que cuando acaba una tambien se resiente la otra.
Cuando la promesa es parte de la decisión, generalmente ni hay conseciones ni hay vuelta atrás.
nos leemos
un abrazo,
salut,
hugo
Yo a veces tengo días así, incluso muchos, enfadada con la vida y lo que la rodea, después, cuando me asomo de vez en vez por las ventanas, se me va pasando, me vuelvo a vestir.
ResponderEliminarUn saludo
Afortunadamente, esas promesas se hacen para romperse, el adolescente inmortal que vive en nosotros se enfurruña de vez en cuando (¡y con cuántos motivos a veces!) pero la vida sigue tirando de nosotros, es muchísimo más terca que nuestros desengaños.
ResponderEliminarUno no puede evitar sentir cariño por esa chica y sus solemnes y dramáticas promesas;-)
Repito lo que han dicho: un placer leerte, sister.
Sergio, rabieta o convicción, o la convicción de la rabieta. :-)
ResponderEliminarComo tú, creo que instintivamente anticipamos convicciones de las que todavía no somos del todo conscientes.
Un beso
Hugo, ¿qué fue antes la ofuscación del enfado o la decisión? ¿Y si esa ofuscación, en realidad, estaba más que justificada? ¿De veras las formas invalidan siempre las razones? Yo no estoy tan segura. Un abrazo, y gracias por tu comentario
Ada, porque eres un (h)ada buena. O eso me parece a mí. Saludos, y bienvenida
Olga, yo también lo creo. Como siempre, lo resumiste muy bien.
Un fuerte abrazo
Cuántas veces me levanté de la mesa a la hora de cenar, jurando no volver a comer nunca más, pero.esas promesas duran tanto como las lluvias de verano. Estar enfurruñados, cansa y si ves que la vida sigue impertérrita al verla pasar frente a tu ventana...
ResponderEliminarBesos, Gema
BB
Hola Gemma:
ResponderEliminarLamento haber hecho un comentario que te generaran tantas preguntas, no era esa mi intención, supongo que siempre me toca meter la pata.
el comentario surgía a raíz de tu texto, pienso que en ningún momento afirmo que las formas invalidan "siempre" las razones.
Si de mi comentario se deduce tal barbaridad intelectual supongo que no me expliqué bien. Es más, siempre he pensado, pienso y supongo que como viejotopo que soy continuaré pensando que las razones sirven para abordar la realidad y, precisamente, es a través de la forma o las formas que la razón interviene en la realidad.
Respecto a las preguntas que me planteas, creo que tu texto comienza con una ofuscasión ("enfurruñada")En el texto yo, en principio, no observo ninguna justificación a la ofuscasión. Se lo puedes achacar a que los topos siempre andamos con los párpados caídos (estoy operado de laftosis palpebral en los dos párpados) y quizá leí mal.
En fin, supongo que vuelvo a meter la pata, no será la última vez que lo haga.
un abrazo,
salut,
hugo
BB, la vida sigue impertérrita y tan fastidiosa como siempre. Y aun así, tiene todas las de ganar.
ResponderEliminarUn abrazo
Hugo, no creo que leyeras mal el micro. Te tengo por un buen lector. Es más: coincido con tus palabras. Ocurre que, a veces, al calor de vuestros comentarios, es fácil formular nuevas preguntas. No me lo tengas en cuenta.
Un abrazo fuerte
PS: En ningún caso cuestionaba actitudes más allá del texto. Siento haber metido la pata.
Hola, Gemma, creo que, sin pretenderlo quizá, este micro tuyo se acerca a los sentimientos nada extraños de los hikikomoris del Japón, esos que tanto fascinan a Vila-Matas. Añado que los sentimientos no son buenos, ni malos, sólo son y que lo importante es saberlos transmitir bien en un micro, tarea nada fácil. Muchos besotes, Angeles
ResponderEliminarEnfadarse con la vida, de vez en cuando, no es malo. Luego se pasa y la vuelves a mirar de frente.
ResponderEliminarÁngeles, pues tienes razón. No había pensado en ellos aunque, ahora que lo dices, el comportamiento del personaje del micro responde bastante a esa actitud extrema de no saber cómo demonios. Y de nuevo vuelvo a estar de acuerdo contigo: ni malos ni buenos. Simplemente, son, como bien dices. Un beso y gracias por tus palabras
ResponderEliminarIndecisa, yo también lo creo. Incluso te diría que a menudo resulta hasta saludable. Un beso y bienvenida
Fíjate, sé que eres una persona que, aunque puedas enfurruñarte como todos, no resistes unos rayos de sol o a una persona buena. De ahí que creyera en la fugacidad de los propósitos.
ResponderEliminarUna vez escribí que las dictaduras largas y sangrientes terminan siendo derrotadas por las primevaras, los otoños y las mañanas de sol. Que los resistentes solo tienen que acortar todo lo que puedan el proceso.
A mí me vence siempre la vida, querido Nan. Aunque no sabría decirte si eso es bueno o malo...
ResponderEliminarAfortunadamente , después de la tempestad viene la calma. Aunque yo pienso que siempre debemos guardarnos algo de nuestro momentos de rebelión. Un beso Gemma.
ResponderEliminarlo que más me gusta de la gente que se enfurruña es que cuando deciden olvidar el cabreo actúan como si no hubiera pasado nada...y olvidan todas sus promesas...supongo que para evitar la herida del orgullo...
ResponderEliminarun beso!