viernes, 16 de mayo de 2008

El hombre sin voz

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Hacía años que el escritor se esforzaba por conquistar una voz narrativa propia, plagada de autenticidad y de fuerza; un estilo que lo distinguiera de tantos autores sin voz como había, tan fatuos en su mayoría, tan ridículos. Le parecía increíble que toda esa caterva de presuntuosos no se hubiera percatado aún de que, para ser un gran escritor, había que lograr una voz personal e intransferible, cultivarla día y noche sin descanso, desearla de veras; una voz que fuera capaz de singularizarse del resto, que se revelara densa, con volumen, poliédrica; que lo elevara, en fin, hasta las alturas, depositándolo en el justo pedestal que le correspondía...
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Tan embebido estaba el pobre en labrarse esa voz que olvidó apuntalar la estupenda edificación de su ingenio, malbaratando en un pispás aquel universo maravilloso repleto de voces magníficas, tan prometedor, probablemente su obra maestra, la creación que habría de erigirse en garante de su felicidad; un castillo de naipes fabuloso, una pena.
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martes, 13 de mayo de 2008

El universo mundo

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"Detectan materia ordinaria nunca vista hasta ahora en el espacio", decía el titular. Enseguida quiso ampliar la información en los principales periódicos de la red, pero fue en vano; demasiado pronto para que ninguno se ocupara del asunto.

Siguió leyendo la noticia con que se había topado por casualidad: "El universo está compuesto en más del 95% por sustancias cuya composición es desconocida: se trata de la materia negra (21%) y de la energía oscura (75%). El resto, entre el 4% y el 5%, es materia ordinaria (protones, neutrones)". Y más adelante: "todas las galaxias y los gases interestelares descubiertos hasta ahora sólo contaban con la mitad de esta materia bariónica." Qué curioso, pensó; así que estamos hechos de materia bariónica. El DRAE ni siquiera daba cuenta de ella. Wikipedia sí, aunque liquidaba la cuestión en apenas dos pinceladas: "En cosmología se considera materia bariónica toda forma de materia constituida por bariones y leptones (a excepción de determinados tipos de neutrinos). Es decir, es la materia que forma todo lo que nos rodea y podemos ver, incluidos nosotros mismos.
Según cálculos recientes, la materia bariónica constituye solamente el 4% de la masa del universo. Un 23% está formado por materia oscura y el 73% restante por la energía oscura".
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A grandes rasgos, pues, era posible distinguir la materia oscura, la energía oscura y la materia bariónica u ordinaria. Tal vez encontrara alguna aclaración más en la red. Tras leer un artículo solvente, vio que incluso había materias antitéticas a las descritas cuya existencia ignoraba, lo que no era extraño; revelándose tan misteriosas como los mismos objetos a los que pretendían oponerse.
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¿Y si se trataba de una reunión de almas interestelares? De ser cierto que la susodicha materia, o sea nosotros, apenas representábamos una mota de polvo interestelar vagando por el universo, ¿no podían probar esas insólitas concentraciones la existencia esporádica de campos de almas?
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A lo mejor,
cansadas de flotar a la deriva
decidieron congregarse
por unos millones de años
con el fin de gestionar
la insaciable
expansión del universo.
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Ojalá lo consigan, pensó todavía. Y se dispuso a trabajar. No podía desatender por más tiempo sus obligaciones de materia ordinaria.

domingo, 11 de mayo de 2008

¡Qué sé yo!


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Para Nán, que insistió en convocarlo
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Soy el yo que perdura
a ratos
pero que,
a ratos también,
me abruma,
me aturulla.

Quien late, late, late
aun cuando el otro
me rehuya.

El tipo que espera en silencio
un reconocimiento apenas audible.

O acaso aquel
que llora sus horas ausentes
perezosas de sueños,
y de pasos furtivos y oscuros.

A decir verdad,
no sé quién soy.
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Sólo sé que ese ser
a ratos
maúlla
y da zarpazos
cual gato
sin zapatos;
¡qué sé yo!

Soy el yo que tú quieras ver.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"