Donde vietnamitas de vestimentas tradicionales, tocados con sombreros cónicos, se revelan, en realidad, como sagaces viajeros ansiosos por conocer mundo.
. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.
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