Cuatrocientos treinta y siete
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La madurez nos vacía de circunstancias espurias. Si tenemos la fortuna de envejecer bien.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Para envejecer bien hay que hacer un esfuerzo tan grande...
ResponderEliminarJaja, Nano. Toda la razón. Pero no vamos a resignarnos a envejecer mal, ¿verdad? Besos
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