. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.
No puedes amar al diablo sin contagiarte, diría Fausto...
ResponderEliminarMuy cierto, BB. Lo que sorprende de nuestros tiempos es el afán (tontorrón) de la gente por corromperse. Tanta sinrazón.
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