Cuarenta y cinco
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Lo más pequeño asume lo más grande toda vez que lo subsume, consume y consuma.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.
Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"
Cada uno de tus últimos textos dan para tanta reflexión, que me tienes agotada. Encantada pero agotada. Me gustan mucho. Más madera!!!
ResponderEliminarLa diversidad de identidades, siempre que no sea una masa amorfa, brilla en su conjunto y realza sus subconjuntos.
ResponderEliminarAbrazos repetidos.
En tanto no se deshaga en consunción...
ResponderEliminarUn abrazo,
P.D. Firmo lo dicho por Araceli.
Entrar en tu familia de palabras es como entrar en un mundo nuevo donde las familias sí son felices.
ResponderEliminarUN BESO ENORME.
Comulgo, comparo, comento.
ResponderEliminarComeabrazo.
Araceli, jaja. Pero mira que eres exagerá. Besos
ResponderEliminarLola, ¿lo leíste en clave electoral? No había pensado en ello pero ahora que lo dices... Otro beso
Ojalá no lo haga, Pedro. Ya veremos...
Un fuerte abrazo
Isabel, desde luego procuro que haya cierto trasvase entre ambas secciones: la de aforismos y las restantes de micros. Lo ideal sería que ambos escritos se enriquecieran también. UN BESO MAYÚSCULO PARA TI
Sergio, lo celebro. De todos modos, si te comes el abrazo, te quedas con un brazo y al final con un triste br, lo que por lo general suele ser un incordio, además de molesto. :-)) Un par de brazos que te compensen