... La verdad, cuando es pura y simple, apenas convence.* * O lo que es igual: sólo nos seducen las apariencias; la versión más edulcorada y atractiva de un hecho; a menudo, su última actualización. Poco importa que sea algo improvisada si resulta coherente u ofrece una regurgitación adecuada del asunto, más o menos fiel. Al cabo, toda apariencia de realidad se habrá impuesto si ha sido capaz de cosechar por sí misma cierto aplomo, el consabido aplauso social. Eso sí: con el fin de que no se malogre, es preciso que mantengamos en lo posible la transpiración y la textura del buen maquillaje, aquel que veamos que aguanta mejor según la ocasión.
. . Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar… Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo. Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado.