lunes, 3 de diciembre de 2012

Perfiles de vértigo

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Sol y sombra. La mañana se atempera en las rocas. Quería contarte tantas cosas, pero cuando me he sentado no podía hablarte, y para no impacientarme demasiado he pospuesto la tarea hasta hace apenas un rato, convencida de que la tarde iba a descoser por sí sola todos los enredos. Cuando al fin me he acomodado en el sofá, he caído en la cuenta de que tampoco entonces sabía por dónde empezar. La luz había comenzado a alumbrarme por la espalda en un declive que parecía infinito, aunque un destello en el cristal me ha obligado a cerrar los ojos. Así que me he dicho que tal vez fuera mejor ponerse a ello sin más, tratar de convocar cualquier sentido; que ya habría tiempo luego de corregir y reconducir mis palabras. Tengo desde hace un par de años un cojín a cuadros sobre el que me apoyo para escribir de costado, como si las palabras brotaran más diáfanas pronunciadas al sesgo; el médico me regañaría por ello.
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6 comentarios:

  1. Me ha sorprendido ese "tú", aunque sea epistolar, porque nunca te lo había leído antes. Da paso a una escena íntimista muy cálida, llena de melancolía y de indecisión, y el enigma final de la enfermedad es un cierre de oro. Estupendo cambio de registro, me recuerda aquel relato largo del estanque de peces que tanto me gustó.
    Besos

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  2. Es ese contenido emocional reflexivo el que vertebra el texto, más allá de la atmósfera evanescente con que has sabido envolverlo.

    Me gusta la esencialización del conflicto que se percibe entre los espacios de indeterminación que nos dejas.

    Y ese final tan abierto, como para que hagamos con la historia lo que queramos.

    Un abrazo, Gemma.

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  3. He leído y analizado detenidamente tu escrito y llegado a la conclusión de que me gusta debido, principalmente, a que me gusta. También ha contribuido a ello en gran medida lo mucho que me ha gustado.

    Un beso rapidito (el diván con su correspondiente terapeuta anexado me espera).

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  4. Guau, Gemma, casi me ha parecido que hablabas de mí. Cómo cuesta decir lo que no puede decirse.
    Un abrazo.

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  5. Cómo añoraba yo cartas de estas.

    "Gracias a las nuevas tecnologías, me informo al segundo y lo olvido al instante" dice una de las viñetas de El Roto.

    Pero lo entrañable y el intimismo de tus palabras, eso permanece.

    Abrazos

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  6. Susana, el tú me parece una de las formas personales más difíciles, a lo mejor porque tiene algo de yo desdoblado. Un beso

    Pedro, se trata de una ausencia de historia en cierto modo, en efecto. De ahí el final abierto. :-)
    Un abrazo

    Josep, un gustazo que te guste por puro gusto. Abrazos

    Araceli, ese era el propósito: decir sin poder decir, pero tratando de hacerlo, intentándolo. Un beso

    Isabel, efectivamente, se trata de una carta. Y de ahí ese tono como de confidencia y esa segunda persona innominada. O el misterio de lo no dicho. Muy bien observado. Un abrazo grande

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"