viernes, 18 de marzo de 2011

Espejo plano

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La marquesa empieza a subir la escalera despacio, a pasitos cortos, como de pluma. Aún le faltan seis escalones para alcanzar el rellano, ese que cuenta con un espejo de cuerpo entero algo siniestro. En alguna ocasión, el ascenso del tramo completo le ha llevado su buen cuarto de hora, pero siempre termina por recorrerlo, como si tal hazaña, o la misma escalera, fuera para ella un premio.

Ya ha alcanzado el descansillo, ya se acerca de improviso a su azogue, ya se sonríe. Por primera vez, la marquesa da media vuelta y empieza a descender aprisa la escalera, a paso ligero en realidad, con la agilidad exacta, y la imprecisión, de sus quince años plenos.

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* La imagen es de Guillermo Méndez, y está tomada de su fotoblog FugaZes.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"