miércoles, 19 de marzo de 2008

El tiempo

...
...
En realidad, poco puede hacerse para no sentirlo.

Uno puede irse a nadar
a correr
a comer
a soñar
pero al cabo
deberá detenerse. Y entonces,
si está verdaderamente dispuesto
sentirá
mal que le pese,
sus pasitos pasos,
una y otra vez
muy despacio
yendo y viniendo
de acá para allá
de arriba abajo
y vuelta a empezar:
boca arriba
boca abajo
mal que le pese
sus pasitos pasos
sentirá
a veces, acelerados
armoniosos, las menos
huidizos, las más.

Sólo a ratos
si se concentra
logrará
acompasarlos
cuesta arriba
con el sol que se esconde
cuesta abajo
con la luna que asciende.

Pero sólo a ratos,
o en sueños.
En realidad, poco puede hacerse.

Esta entrada la saqué ayer en mi otro blog (Punto y seguido). Dado que ejerce de bitácora secreta, pensé que no le iría mal aparecer por duplicado, como si se tratara de un eco -o un bucle- en el tiempo...
.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"