domingo, 20 de noviembre de 2011

Entre sábanas, 2

...
...

Yo estaba abrazado a su pecho cálido cuando dos enfermeros han irrumpido de forma violenta en la sala. Mamá me acunaba e intentaba calmarme, aunque mi desconsuelo era tan grande que no parecían bastarme todos los arrumacos de la tierra. Cuando han venido esos hombres y me han arrancado de sus brazos, me he sentido morir. Al parecer de nada ha servido que me desgañitara y revolviera contra ellos. "En todo viejo que llora hay un niño que ronca", he oído a no sé quién pronunciar desde no sé dónde. Yo no pienso roncar nunca, me he dicho por toda respuesta antes de quedarme profundamente dormido. Mamá seguía a mi lado.

.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"