lunes, 29 de noviembre de 2010

Losas




Se ha levantado de la cama de morros, según viene haciendo desde que descubrió que los días pesaban como losas, indiferente y desdeñosa a las quejas de su familia, que no parece cansarse nunca, esta vez por lo visto preocupados porque no hay modo de cegar esa brecha insidiosa. Así que decide acostarse de nuevo, a ver si han desistido más tarde y puede al fin. No desea otra cosa: que las noches pierdan su brillo hiriente, y los días su derroche de oscuridad.

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"