viernes, 28 de abril de 2017

Sin miramientos

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Hay miradas que son marismas de mal agüero. De pronto alguien planta la vista una mañana sincera, como si levantara un campamento en mitad del desierto, sin vacilaciones ni ventiscas, en el mismo centro de una nada oceánica donde pretende que acampe nuestro deseo. Y lo hace sin miramientos ni espejismos que valgan. Con la entereza de un oasis. Por puro desvelo.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"